lunes, 11 de septiembre de 2017 |

¿Hay ratas en los locales de comida rápida? Te cuento mi experiencia


Quería escribir una entrada sobre cómo es trabajar en locales de comida rápida, pero no sabía muy bien cómo enfocarlo para no armar jaleo ni que me pongan una demanda. He decidido no dar el nombre de las dos grandes cadenas para las que he trabajado, si me conocéis sabéis cuáles son y los que no quizá las deduzcáis. Así que dejémoslo en que he trabajado para una hamburguesería y para una pizzería muy conocidas.

En la susodicha hamburguesería estuve muy a gusto. Vale, lo reconozco, si yo fuera millonaria iba a estar trabajando allí su puta madre. Pero dentro de que a nadie le gusta trabajar, fue muy buena experiencia. En la pizzería la experiencia fue horrible. De hecho preferiría que me sodomizaran con un palo, me prendieran fuego y aún viva me trocearan que volver allí. Aunque puede ser que el problema fuese el local en sí y no la compañía.

¿Es un trabajo duro?
Pues sí, es un trabajo bastante más duro de lo que la gente se piensa. La hostelería es muy sacrificada, la gente normalmente desea que lleguen puentes, Navidades y fines de semana. Yo temblaba  cuando se acercaba un día festivo porque significaba mucho más trabajo. Aparte, los horarios. Sobre todo se trabaja de noche, por lo tanto te acuestas muy tarde y si tienes la suerte de no tener más obligaciones que trabajar pues está genial porque no madrugas. Pero los que estudiamos al mismo tiempo dormimos bastante poco. Yo tuve una época muy mala en la hamburguesería  porque creo que el dormir poco un día me empezó a pasar factura. Coincidió con que empecé a trabajar de noche y nunca por la mañana. Al menos yo si trasnocho me cuesta mucho quedarme dormida y me daban todos los días despierta la 5 ó 6 de la mañana. Por las mañanas tenía que levantarme a estudiar, tuviera sueño o no, y por la noche trabajar. Dicen que son trabajos para compaginar con estudios, yo si hubiera tenido que estar en clase ocho horas y sacar el curso adelante igual me habría ahorcado.

En la pizzería no estuve mucho tiempo trabajando dentro del local, pero era un ambiente completamente distinto. No había apenas trabajo, tenía la impresión de que la mitad de los que estábamos en turno sobrábamos. Enseguida se hacían "corrillos" entre los compañeros y en general, no se pegaba un palo al agua. Una intentaba disimular y hacer algo, pero cuando ya habías barrido, ya habías pasado el trapo veinte veces lo de disimular ya no era tan fácil. En la hamburguesería eso no ocurría, en cuanto no había trabajo ya te buscaban algo que hacer. Que eso en realidad está bien, porque te entretienes aunque sea frotando azulejos.

¿Lo peor?
Esto lo tengo clarísimo. La gente. Trabajar de cara al público machaca y agota mentalmente. Vale, digamos que el 98% de la gente que viene es normal y no da problemas, pero siempre está ese 2% que te toca las narices. Y tú a poner buena cara, que para eso te pagan, aunque no lo suficiente para aguantar algunas chorradas. En la hamburguesería (porque en la pizzería no llegué a estar  en caja) empecé a peder la fe en la humanidad día tras día, dándome cuenta de que la gente es bastante ignorante. "Oye, perdona, ¿el helado sale muy frío?", "La hamburguesa de 1 euro ¿cuánto vale?", "¿La hamburguesa de pollo es de carne?". Y luego ya para tocarme bien las narices viene el macho alfa a pedirme un menú infantil para su hijo y me dice "ponle juguete de hombre", y es como..."no, es que muñecas hinchables ya no nos quedan".

Luego pasa que estás en caja y, como soy una borde por naturaleza, me esfuerzo por ser amable porque no me sale de forma natural. Y claro, pasa lo que pasa, que ligo. Pero una nunca liga con quien quiere ligar, es más, yo tengo mi público (aunque parezca increíble), que está dividido en categorías:
1)Los latinos, pero no los  de Pasión de Gavilanes.
2) Los moros.
3)Los borrachos
4) Los mayores de 65
Y después de trabajar allí he añadido un quinto grupo, el de "gitanas lesbianas". Madre mía, mejor quedarse soltera.

¿Lo más duro?
No poder ser más rápida de lo que soy. Las personas torpes y manazas como yo no pueden ir rápido. De verdad que no. Si voy rápido, se me cae todo de las manos.
 Yo soy de esas personas que en el colegio aprobaban gimnasia por pena. El profesor debía pensar "pobre, no le da para más". Era nula en cualquier deporte que supusiera correr y coger algo con las manos. Sin embargo, tenía muchísima flexibilidad en el cuerpo: saltaba el potro, camina haciendo el pino, daba todo tipo de volteretas. Por si no ha quedado claro, TENÍA.
¿Lo mejor?
Para mí ha sido los compañeros. La inmensa mayoría de mis amigos/as son filólogos o de alguna rama similar, y sino lo son tienen unos intereses muy parecidos a los míos. Conocer gente completamente distinta fue muy bueno para mí. Esa gente tan distinta a mí igual es la "gente normal y corriente" y yo soy la rara.

¿Hay falta de higiene en esos sitios?
En los dos sitios que he trabajado la experiencia ha sido muy distinta:
Hamburguesería: no sé por qué este sitio tiene tan mala fama inmerecida. Me han llegado a preguntar a ver si había visto ratas por allí corriendo. No digo que esté impoluto las 24 horas pero doy fe de que allí se limpia. Vale, si vas un viernes por la noche en hora punta es muy probable que se te vayan quedando los zapatos pegados al suelo. Otra cosa que me preguntan mucho es si a la comida le "echan drogas". Pues eso, evidentemente no lo sé. Si se la echan, vienen de fábrica así. A mí no me venía ningún encargado y me decía: "toma, échale estos polvos dentro de la hamburguesa, pero no digas que es droga".. No es la comida más sana del mundo pero los productos son buenos. Yo nunca vi nada raro allí.
Pizzería: aquí sí vi ratas, pero ratas voladoras. Yo venía del otro sitio donde las medidas de higiene eran muy muy estrictas y se llevaban muy rajatabla. Y llego aquí y es que flipé. Lo primero, la puerta de entrada de personal daba a la cocina, y siempre estaba abierta. Juro que entraban las palomas y allí nadie se inmutaba. Los utensilios se caían al suelo y no se lavaban (incluso comida) y en general, daba mucha grimilla el sitio.



¿Cómo es trabajar repartiendo publicidad?
El puto infierno. A las pocas semanas de empezar a trabajar allí creyeron que "repartir publicidad" era el puesto idóneo para mí. Yo creo que lo que ocurrió es que despidieron a los dos chicos que tenían cuponeando (luego me enteré que tiraban los cupones al contenedor y se iban a tomar café, algo que entiendo perfectamente). Entonces los encargados se reunieron y dijeron "anda, ¿sabéis lo que podemos hacer? Se lo encasquetamos a la pardilla esta"

 Quizá no sabéis muy bien en qué consiste este trabajo. Cuponeador/a: dícese del  que os toca el timbre por la mañana y  contesta "¡Correo comercial!". Y a continuación os cagáis en su puta madre. Pues eso es. Antes de hacerlo, pensad que esa persona solo hace su trabajo, que en realidad no le gusta molestar a la gente en su casa.

Me tocó repartir por zonas totalmente desconocidas para mí y que son casi lugares fantasma. Y la encargada me decía:¿Pero nunca has estado en Aiboa? A ver, ¿a mí qué narices se me ha perdido en Aiboa? Así que nada, me echaba todas las mañanas a calle, por mi cuenta y riesgo. El google maps ayuda, pero no hace milagros.

 ¿Te acuerdas cuando tu madre te decía "a ver si aprendes a valorar lo que cuesta ganar el dinero". Pues este es el proceso -lento y doloroso- de aprenderlo. Cuando jarrea a mares, tienes las manos ocupadas y no puedes abrir el paraguas, cuando hacer 30 grados y tienes que subir cuestas que parecen montañas, cuando no encuentras una calle y no haces más que dar vueltas como una imbécil.
Y otra cosa, uno da por sentado que en su lugar de trabajo va a tener un baño. Pues aquí no. Como he dicho varias veces por aquí, llevo unas rachas malísimas con una infección de orina que no se me termina nunca de quitar. El resto, os lo podéis imaginar. Y diréis "siempre puedes entrar en un bar". JAJAJAJA. Pobres ilusos. He conocido zonas sin bares bares, ni tiendas, ni nada. Por no haber, no había ni gente.

Espero que os haya gustado la entrada de hoy y os resulte útil por si estáis pensando en dejar currículum en algún local de comida rápida.


1 comentarios:

Unknown dijo...

Supongo, y sé que es mucho suponer, que tu experiencia en la pizzería será un caso puntual en el que ni al encargado ni a los trabajadores les interese un mínimo su puesto de trabajo, ni la salubridad de su entorno ni el de sus productos. Vamos que se juntaron " el hambre con las ganas de comer".
Por norma general estos espacios suelen tener frecuentes inspecciones de sanidad.
Yo creo que todos comprendemos que el cuponeador lo hace por trabajo, pero siempre coges los cupones de mala gana y luego los tiras a la basura, ya sea en su propia cara o cuando se de la vuelta el/la pobre trabajador/a.

Un saludo.

-DA-

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