viernes, 21 de diciembre de 2018 |

De Eros a Psique y de la bella a la bestia (Especial Navidad)


"Debes aprender, dice la canción, que antes de juzgar tienes que llegar hasta el corazón."


Todo está inventado. Lo de ser completamente original está difícil. Los escritores beben de los libros que han leído, de la música que han escuchado, de las películas que han visto, de sus experiencias. Es decir, si analizamos cualquier obra y la analizamos podremos ver pedacitos de otras historias. Hay quien achaca a la factoría Disney de no ser originales porque trasladan cuentos clásicos, novelas infantiles, etc. a la gran pantalla. Y aquí me sale mi vena filológica, esa vena que parece estar enterrada - y que se entierra más cuando veo un texto en latín- pero florece como una flor campestre cuando se trata de indagar acerca del impacto de un aspecto de la Grecia Clásica en el mundo moderno. Y ahora os estaréis preguntado, ¿qué tiene que ver todo esto con "La bella y la bestia"? Todo tiene que ver.

¿Sabíais que el cuento de "La bella y la bestia" está inspirado (libremente) en el mito griego de "Eros y Psique"? Por si hay alguien en la sala que no conozca el mito, se lo explicaré con mucha amabilidad (porque si os llamo imbéciles, os ofendéis). Dicho mito nos lo cuenta Apuleyo en el "El asno de oro".
 Autor latino del siglo II a.C. nos trae esta biografía de la transformación en asno de Lucio, en la que además está integrado el mito de “Eros y Psique”. Creo que es la única referencia literaria antigua que tenemos, si alguien conoce otra, que me lo deje en los comentarios.
 
La historia nos cuenta que el rey de Anatolia tenía tres hijas bellas, pero la menor, Psique, lo era mucho más. Era tan hermosa que ensombrecía la belleza de las otras dos (vamos, como yo ensombrezco la guapura de mi hermana). Los hombres la trataban como si fuera una diosa y temían pedirle matrimonio. De hecho, había alguno que pensaba que era la reencarnación de la propia Afrodita.
 
Por consiguiente, la propia Afrodita tenía envidia de la joven y envió a su hijo Eros (Cupido de toda la vida, para el que no lo sepa) para que le lanzara una flecha que le hiciera enamorarse del hombre más feo y monstruoso que encuentre. Sin embargo, Eros cayó rendido ante Psique y se enamoró de ella. Por lo tanto, lanzó la flecha al mar.

Los padres de Psique estaban un poco hartos porque no eran capaces de encasquetar a la chica a ningún hombre. El oráculo, que era como la Esperanza Gracia de la Antigüedad, les vaticinó que se casaría en la cima de una montaña con un monstruo venido de otro mundo.
 
Así que, como es normal en los cuentos, procedieron a abandonarla en el bosque. Ella aceptó su destino con amargura. ¿Qué iba a hacer? Se quedó dormida y el viento Céfiro la llevó al palacio de Eros. El dios apareció ya convertido en su marido y todo (se ahorraron los gastos de la boda) pero a ella no le parecía ningún monstruo. De hecho, era un hombre muy amable. Solo había un problemilla en todo esto, solo aparecía por la noche y a oscuras no pudiendo ver su rostro. Él le advirtió de que si le veía, haría una noche sin mañana y no le volvería a ver.

Al cabo de unas semanas, Psique echaba de menos a su familia y Eros permitió que sus hermanas vinieran de visita.  Las hermanas, por envidia cochina, empezaron a meter la puntillita intentándola convencer de que su marido tenía forma de serpiente. Las hermanas la convencieron para tramar un plan que consistía en cortarle la cabeza. Se dejó convencer pero cuando alumbró su rostro con el candil (porque es difícil cortarle la cabeza a una persona sin verla) mientras dormía, descubrió que era una horrible serpiente, sino que era un joven apuesto. Se puso nerviosa y derramó cera sobre Eros
La joven, rota de dolor, vagaba por el mundo hasta acabar en las garras de la maliciosa Afrodita, que por pura envidia la secuestró y la torturó. Pero Psique no dejó de suplicarle que le devolviera a su amado. Y como la suegra era mala pero no tanto, accedió. Aunque había un pero. Le puso cuatro pruebas, casi imposibles para un mortal. Superó las tres primeras y la última consistía en ir al inframundo para pedirle a Perséfone que guardara en una caja un poco de su belleza. Tras una larga Odisea, lo consiguió. Creo que no hace falta decir que tenía prohibidísimo abrir dicha caja y que cayó en la tentación. Esto le hizo caer dormida pero su amado Eros acudió en su auxilio y la despertó mediante una flecha. Y bueno, se casaron y Psique fue convertida en inmortal y fueron felices y comieron ambrosía.
 
Vale, así de primeras no se parece mucho a la versión de Disney, aunque hay algunos elementos comunes. Pero como debéis imaginar, la versión que todos conocemos no es la original.
  
Supongo que habrá versiones más antiguas del cuento pero la tradición francesa nos remonta a 1740 y a Gabrielle Suzanne de Villenueve. En vez de un cuento es una novelita corta de unas doscientas páginas en la que tanto el pasado del príncipe y de la Bella tienen una vital importancia. A grandes rasgos, nos cuenta la historia de la hija del rey de las Islas Felices, que está casado con un hada perversa que quiere matar a la chica. Por lo tanto, el buen hombre no tiene más remedio que esconder a su hija en una familia de mercaderes que ya tiene un puñado de hijos.
 
Mientras tanto, el príncipe protagonista no tiene padre y la madre tiene que encargarse de los menesteres y asuntos de palacio, aparte de librar las batallas. Por lo que deja a su hijo al cuidado de un hada (y mira que casualidad que resulta ser la misma tipeja). Cuando el príncipe se hace mayor, el hada le declara su amor y este la rechaza. Y adivinad, lo convierte en bestia.
 
Sin embargo, la versión más conocida del cuento es atribuida a una tal Joanne Marie Leprince. Reduce la novela en unas quince páginas. Tiene una intención moralista y es un cuento pedagógico en el que se entremezclan la religión y lo básico que todo niño buen educado debe conocer. Se postula que la finalidad del cuento podría haber sido calmar los temores de ciertas jóvenes que tenían que casarse con hombres mayores.
 
Pues bien, resulta que Bella es hija de un mercader adinerado y tiene dos hermanas y tres hermanos. Las otras dos chicas son malas y envidiosas (¿os suena?) mientras que Bella es la más hermosa, la más dulce y la más simpática. Como nos cuenta Disney, Bella es una lectora empedernida. El padre pierde todos sus bienes en un naufragio y por eso se tienen que amoldar a una vida más humilde de campesinos. Sus hermanas trinan porque han perdido su estatus.

Un buen día avisan al padre de que han encontrado restos de un naufragio entre los que podrían encontrarse sus posesiones. Las hermanas de Bella estaban locas de contentas porque iban a volver a ser ricas. Le piden a su padre que les traiga vestidos y joyas, mientras que Bella le pide una simple rosa. Y la que se lía por la puta rosa.
 
Desgraciadamente, no resultó ser el cargamento del padre y además, para más inri, el señor se perdió de vuelta a casa pero encuentra un camino iluminado que lo lleva a un castillo. Entra y tiene una mesa preparada con alimentos, una cama donde dormir. Al día siguiente, tenía sus ropas lavadas y planchadas. Cuando iba a marcharse, de repente ve un rosal y se acuerda de la promesa que le había hecho a Bella. Entonces, aparece la Bestia y casi lo mata. El mercader le cuenta su historia y hacen un pacto: tiene que regresar a casa y traer en su lugar a Bella o regresar él. Bueno, pues como resulta que Bella de buena es tonta, decide ir ella.
 
La Bestia se enamora de Bella y acude todas las noches para verla cenar hacia las nueve de la noche. Cada noche le pregunta a ver si se quiere casar con él y esta lo rechaza amablemente, con ese tópico de “es que solo te veo como un amigo”. Tres meses después, la joven echa de menos a su familia y la Bestia le permite ir durante ocho días a visitarlos, pero solo durante ocho días, sino se moriría. En modo chantaje emocional y manipulador, “si no vuelves, me dejo morir”. Le regala un anillo que permite viajar.
 
Regresa a su casa y a las hermanas les va bastante mal con el marido que les ha tocado. Y como son unas envidiosas porque a ella no le iba mal con la Bestia, la manipulan para que se quede más días. Pero un día tiene un sueño en el que ve a la Bestia moribunda y decide regresar. Por eso decide regresar. Lo encuentra medio muerto entre los rosales porque había dejado de comer y se había dejado completamente. Decide casarse con él porque era un buen partido. Acto seguido se transforma en príncipe.
 
Para concluir este cuento, era una prueba que le había puesto un hada a la Bella para ver si sería una buena reina. Ahí es nada.
 
 
En primer lugar y antes de centrarme en las dos historias expuestas, tengo que mencionar un grupo de cuentos en los que encajaríamos el mito de "Eros y Psique" y "La bella y la bestia", los denominados "Cuentos del animal-novio/a". Creo que no es necesario explicar una serie de cuentos en los que su principal característica es que el novio/novia del protagonista es convertido en animal. La verdad es que he encontrado poca información al respecto, así que si alguien tiene fuentes, que me las ponga en los comentarios.
 
Estos cuentos tienen tres características principales:
 
1) No sabemos por qué el joven ha sido convertido en animal.
2) Sí sabemos que fue una bruja o un hada quien realizó el hechizo, pero no recibe ningún castigo.
3) El padre obliga/propicia el matrimonio entre la joven y el animal.
 
La primera característica nos lleva a saber que la transformación sucedió en un pasado remoto. Esto a algunos expertos les hace pensar que es una manera de simbolizar la represión sexual. Hay que tener en cuenta que en aquella época se inculcaba la idea de llegar virgen al matrimonio. Que el sexo solo es bello y hermoso con amor y dentro del matrimonio, lo demás es similar al instinto animal.
 
El hada o la bruja convierte al joven en animal hasta que conoce el amor verdadero y entonces sí es adecuado mantener relaciones sexuales. En las historias en las que el animal es un joven no existe la figura de la madre. El hechizo debe romperse mediante el amor y a devoción enamorándose la joven de él. Para que esto ocurra, ella tiene queque transferirle a él el vínculo que lo unía a su padre. Lo que permite la unión con la bestia es el amor hacia su padre (arranca la rosa por ella y esta se cambia por él). En los cuentos en los que el animal es una chica, el joven mediante el valor y su heroísmo hace que se vuelva a convertir en humana (el chico rescata a la chica).

En la mayoría de los cuentos de Occidente el animal es de sexo masculino. El tipo de animal cambia según el cuento: una serpiente, un cerdo, un asno. Y la intencionalidad puede ser que las mujeres superen la idea de que el sexo es algo terrible y parecido a un animal. Los animales de sexo femenino no son repugnantes ni asquerosos. En los cuentos de hadas, el sexo sin amor es similar a un animal. Pero solamente cuando el animal es masculino se representa como algo brutal.

Centrándonos en "Eros y Psique", este mito nos cuenta las terribles consecuencias de intentar acelerar el amor y sexo. En esta historia también el sexo está presente, pero no de forma muy evidente. Por ejemplo, las flechas de Eros provocan el deseo sexual. Otro ejemplo de esto, es lo rápido que se deja convencer Psique por sus hermanas para matar a su esposo. Esto representaría los sentimientos negativos que tiene hacia el sexo y la pérdida de la virginidad.

En cuanto a "La bella y la bestia" la rosa cortada simboliza, como supondréis, la pérdida de la virginidad. Tengo intención de escribir una entrada sobre la simbología de la rosa en la literatura (sí, en 2019 vais a tener cuentos de hadas para rato) así que no quiero extenderme mucho. El complejo de Edipo (o de Electra, más bien) está presente en esta historia y en el desenlace Bella deberá de cortar el lazo que le une a su padre y entregarse a la bestia.

Otro punto interesante que me gustaría destacar de esta historia, aunque se puede ver en otras, es el cumplimiento de la fantasía narcisista de la protagonista. El palacio es aquel sitio donde se cumplen sus deseos, donde puede hacer lo que quiera, donde no tiene obligaciones. ¿Qué niño no quiere eso, una vida sin responsabilidades ni obligaciones, sin nadie que le diga lo que tiene que hacer? Pero esa vida, obviamente, se tornará en algo vacío y monótono y no es hasta que acude donde su padre cuando se da cuenta del amor que siente hacia la bestia. Solo cuando regresa al palacio deja de ver el sexo como algo repugnante y empieza a verlo como algo hermoso. Los expertos dicen que es necesario que los niños y jovencitos vean el sexo como algo repulsivo para evitar el incesto y no romper la estabilidad familiar.

Me he dejado mucha información en el tintero y temas que se podrían abordar a partir de este cuento. Si queréis otra entrada, pedídmelo en los comentarios. Si os ha gustado, seguidme en mi blog y en mis redes sociales.


 
sábado, 15 de diciembre de 2018 |

Pippi Calzaslargas, de Astrid Lindgren

"No te preocupes por mí, que yo sé cuidarme solita"

Las niñas ya no quieren ser princesas (y menos mal) y si lo quieren ser, no quieren que un príncipe venga a rescatarlas, ya se bajan la luna solita.

 Yo de pequeña no quería ser princesa, quería ser pirata, ninja, arqueóloga .  Quería ser como Indiana Jones y correr mil aventuras. Luego crecí y me di cuenta de que era demasiado vaga como para ir a hacer expediciones por el Amazonas y decidí hacerme filóloga, que para eso no hace falta mover el culo de la silla.  También hubo una época en la que quería ser como Pippi Calzaslargas y quería llevar dos trenzas como ella. Mi madre, fiel a sus principios, se negaba a hacerme dos trenzas o dos coletas porque eso era de "niña tonta". A cambio, me hacía una cola de caballo bien alta y bien apretada, impidiendo que me llegara la sangre al cerebro, como las que llevan las chonis. Mi madre debe de pensar que es mucho  mejor ser choni que tonta. Ser tonta  no implica ser choni pero mi madre no sabe que ser choni implica ser tonta. Así que fui una niña choni tonta a disgusto.

Hace pocos meses en una expedición a una librería (sí, a ese tipo de expediciones sí voy porque me pillaba de camino al trabajo, sin desviarme mucho) me topé de casualidad con un volumen cantoso, amarillo canario y el lomo morado, con una imagen de una niña con el pelo rojo vivo. Era la reedición de Blackiebooks (no, no les hago publicidad) de Pippi Calzaslargas. El resto de la historia los que sois lectores de corazón ya lo sabéis, ves un libro, Cupido te lanza una flecha y te enamoras. De repente notas un impulso, contra tu voluntad. Tú no quieres que eso suceda, pero agarras el libro con fuerza, para que nadie te lo quite y vas con decisión a pagarlo. No llevas dinero en efectivo pero tiras de tarjeta. Ya pensarás después como haces frente a los gastos que tienes. ¿A alguien le suena? Eso, señores, es el famoso amor a primera vista. No es hacia un hombre, es hacia una nueva historia que vivir, en la que sumergirte.

El personaje de Pippi Calzaslargas vio la luz por primera vez en 1945, creado por Astrid Lingreen. La hija de la autora, estando enferma, le pidió a su madre que le contara una historia de una niña llamada Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta (traducido algo así como Pippilotta Delicatessen Persiana Hierbabuena, agárrense que vienen curvas) y así nació este personaje. Enseguida, la sociedad empezó a llevarse las manos a la cabeza y la novela fue prohibida en diversos países, entre ellos España. Consideraban a Pippi una niña impertinente, maleducada, deslenguada y poco pedagógica.

 Sabemos que las niñas tienen que obedecer sin rechistar y son más bonitas cuando están calladas. Igual por eso asustaba tanto esta niña pelirroja. ¿Una niña independiente? ¿Una niña que no necesita de un hombre? ¿Una niña que se salva sola? ¿Una niña con más que fuerza que el hombre más fuerte del mundo? ¿A dónde vamos a parar?

¿Pippi Calzaslargas es un mal ejemplo? ¿Tom Sawyer es un ejemplo de conducta acaso? ¿El problema es que Pippi no tiene un adulto que se haga cargo de ella? Podría mencionar varios niños huérfanos de la literatura que mediante el ingenio y la picaresca tienen que buscarse las habichuelas para sobrevivir. Pero claro, son niños y futuros hombres. No podemos hacer que las niñas piensen que pueden ser independientes, que eso es corromper a las féminas y desviarlas de su cometido en la vida: casarse y lavarle los calzoncillos a su marido.

Para el que no se acuerde de la serie (porque doy por hecho que habéis tenido infancia y la habéis visto) la trama gira entorno a Pippi y a sus dos vecinos, Tommy y Annika. Pippi es una niña huérfana de madre cuyo padre es pirata y por eso ha viajado por todo el mundo. Vive la vida que todo niño querría vivir: sin obligaciones ni responsabilidades. Sin horarios, sin tener que ir a la escuela. ¿Podría ser que la autora quisiera reflejar una anarquía en su obra? Quien sabe.

 La novela es recomendada a partir de nueve años, aunque ya sabemos que la edad es muy relativa. Está estructurada en capítulos cortitos con una historia nueva en cada uno de ellos. Una lectura divertida, entretenida y fácil, además de hacernos retroceder a nuestra infancia. Desde una perspectiva adulta te das cuenta de algunos aspectos que de niño no te diste cuenta.

Y vosotros, ¿habéis leído la novela? ¿veíais la serie? Déjamelo en los comentarios, y no olvidéis seguirme en mis redes sociales y en el blog.



viernes, 23 de noviembre de 2018 |

Bohemian Rhapsody

"One by one, only the good die young. They´re only flyin´ too close to the sun. And lifes goes without you"

El cine ya no es lo que era. Y esto lo podemos extrapolar también a la música. A este mundo que ha sido invadido con el reggaetón y grandes artistas como Pablo Alborán, Malú y Antonio Orozco (nótese el sarcasmo). La música se ha convertido en algo puramente comercial, en productos de diseño prefabricados. Seré rara, pero sigo prefiriendo escuchar a los Beatles que el dichoso "Despacito". Por eso creo que la película de Bohemian Rhapsody era necesaria, para volver a poner de moda a Queen y sobre todo a Freddie Mercury. Y alguno se me echara encima por decir esto, pero a Queen le hacía sobresalir la voz especial y única de su vocalista, y sobre todo la conexión que tenía con su público y la forma de transmitir. Su muerte prematura ayudó a mitificarlo, convertirlo en más que una estrella de la música, lo convirtió en leyenda. 

El título de la película hace alusión a la canción Bohemian Rhapsody, considerada por muchos críticos la mejor canción de la historia, para otros un batiburrillo sinsentido. Aunque en mi opinión no es ni de lejos la más conocida de la banda, son muchísimo más conocidas We will rock you o We are the champions (ambas se han convertido en himnos deportivos), creo que es la que más identifica a Queen. Esta canción fue compuesta en 1975 y es muy cercana a una rapsodia en cuanto a composición. Consta, por este orden, de una introducción a capella, una balada, un solo de guitarra, una segmento de ópera, una parte rockera y por última, una coda. Existen múltiples interpretaciones de su significado, el propio Mercury se llevó a la tumba el significado que le dio. Pero creo que ver a Freddie Mercury cantar al piano eso de "Mama, just killed a man, put a gun against his head" (mamá, acabo de matar a un hombre, le apunté con una pistola en la cabeza) es magia.

En cuanto a la película, hay algunos aspectos que me han gustado y otros que no tanto. Lo que más me ha gustado ha sido la elección del actor Rami Malek para el papel de Mercury. El parecido es asombroso, no me extrañaría nada que fuese nominado al Óscar. Malek nos lleva de la mano durante todo el film, desde los inicios de la banda hasta el concierto de Live Aid en 1985, haciéndonos revivir los veinte minutos más épicos del rock. O hacernos vivirlo por primera vez porque yo en 1985 ni siquiera había nacido. 

Los fans de la banda se quejan de las inexactitudes cronológicas y bueno, hay que tener en cuenta que es una película y no un documental. Creo que los datos que han cambiado han enriquecido la película y le han dado más fuerza dramática. Lo que menos me ha gustado a mí es que han pasado muy de puntillas por la mentalidad de Freddie Mercury. No se han mojado, en mi opinión. No se profundiza en el personaje ni se atreven a mostrarnos su parte más turbia, sus excesos, las drogas y el sexo desenfrenado. Tampoco nos muestran sus últimos años ni su muerte. Se queda muy light, muy para todos los públicos. Ya que haces una película biográfica, muestra todo: lo malo y lo bueno. Casi treinta años después no se va a ensuciar su imagen (sobre todo porque esa parte de su vida es conocida). 

En definitiva, una película que merece ser vista y pagar la entrada. Como película es más que correcta, entretenida, con buena música, emotiva y con la actuación estelar del protagonista. Imposible no sentirse volar del asiento con la canción We are the champions en el concierto de Live Aid. 

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sábado, 10 de noviembre de 2018 |

De la mano (Testimonio de una enfermera), de Christie Watson

Mi familia suele bromear fantaseando con cómo sería yo de enfermera o en algún trabajo en el que implique tener que cuidar de otros. Cierto es que no tengo mucha empatía con los demás, no creo que se me diera bien ser enfermero o auxiliar de enfermería. En realidad, no creo que se me diera bien ningún trabajo que estuviera intrínsecamente relacionado con las personas. Soy una misántropa de la vida. Eso no quita para que no valore el trabajo de las personas que dedican su vida al cuidado de otras. 

Cuando el grupo editorial "Me gusta leer" me ofreció este ejemplar que acaba de salir a la venta (o acababa, ya que me he demorado un poco en la lectura) me pareció interesante, sobre todo porque me gusta mucho leer testimonios de mujeres. Sí, yo he leído grandes títulos de la literatura como "No sin mi hija", "He sido una mujer maltratada" y "Quemada viva".

Lejos del estilo cómico de "Enfermera saturada" (que no es mucho de mi agrado, quizás al no ser del gremio hace que no me identifique mucho con lo que cuenta), Watson nos lleva "de la mano", nunca mejor dicho, a través de sus veinte años de profesión. Me parece simpática la manera que ha tenido la autora de arrancar la obra relatándonos parte de su infancia y de cómo soñaba con profesiones que nada tenían que ver con la enfermería.

Realmente, llega a esta profesión un poco por el azar del destino. Después de dar tumbos en varios trabajos, llega a un centro de personas discapacitadas y por primera vez, siente que está haciendo útil que la realiza como persona. Así comienza su historia, nos cuenta en primera persona los entresijos de la profesión. Y aquí no hay censuras, nos hace un retrato fiel de su trabajo, así que si eres de poco estómago, este libro no es para ti. Si eres morboso, este es tu libro. Además, nos cuenta su experiencia con la muerte (enfermos terminales y cuidados paliativos) y la vida (asistencia a partos). Nos muestra injusticias inevitables, niños con enfermedades terribles y que mueren. En definitiva, nos muestra el día a día, que a nosotros nos parezca muy lejano que una niña de cinco años como Tia (que menudo nombre) tenga un tumor en la cabeza, que un niño tenga que someterse a una operación cerebral por un caso grave de epilepsia, no significa que no sea algo cotidiano en un hospital. 

Pero creo que el mensaje más importante que quiere transmitir la autora es que trabajo va mucho más allá que poner inyecciones o suturar heridas. A las enfermeras (y enfermeros, por supuesto) también se las llama "ángeles blancos" por la labor tan importante que hacen. Aunque bueno, eso es generalizar. También hay personas incompetentes ejerciendo como enfermeros y con muy poca psicología. Algún día contaré mi experiencia con la enfermera de pediatría, que me dio un cursillo acelerado sobre el sexo anal.

Por último, quiero destacar una cosa que me ha llamado mucho la atención sobre la edición del libro. Creo que no hay una sola coma bien puesta en ninguna página. Vale que las comas, en algunos casos, sean muy subjetivas. Pero son casos muy llamativos en los que se ve a la legua que chirrían. Y soy una #GrammarNazi pero cuando me adentro en las páginas de un libro no suelo fijarme en los aspectos gramaticales ni ortográficos, a no ser que sea algo especialmente llamativo. Por supuesto, no es culpa de la autora ya que se trata de una traducción. Ha sido error de la persona que ha corregido el texto y del editor que ha dado el visto bueno. Hago un llamamiento por si la editorial despide al corrector y quisiera contratarme a mí. 

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lunes, 5 de noviembre de 2018 |

Los niños que no van al colegio

No soy muy fiel a la televisión, no encuentro programas que sean de mi interés y Netflix lo tengo un poco en el olvido. Prefiero leer a las series, pero como plataforma de entretenimiento uso Youtube. Me ofrece contenido que la TV no me ofrece. 

Así conocí a Sara Inisterra, youtuber que por inspiración de canales del palo de Verdeliss se ha subido al carro de vender la intimidad de sus hijos (menores) como medio de vida. Por casualidad, me topé con un vídeo que se titulaba "¿Por qué no llevo a mi hija al colegio?". Para el que no tenga constancia de ello, porque sorprendentemente hay personas que no conocen este dato, en España la escolarización no es obligatoria hasta los seis años, es decir, hasta Primaria.  Es una decisión muy personal y que no se puede tomar a la ligera y se deben analizar muy bien sus ventajas y desventajas. Como padre o madre hay que preguntarse si en casa van a poder suplir esas carencias que podrían llegar a tener frente a sus compañeros en un futuro. 

Los argumentos que expone esta mujer, en mi opinión, no hay por dónde cogerlos. Expone que su cometido en la vida es ser madre, crecer como madre y no aspira otra cosa. Es una opción como otra cualquiera, hay que respetarla aunque no la comparta en absoluto. No soy madre pero si llegara a serlo, me aterrorizaría la idea de ser solo madre. Que mi vida fuese eclipsada por mi prole y que mi vida entera girase entorno a mi maternidad. No disponer de tiempo para leer, para seguir formándome y expandiéndome como persona.  Pero bueno, ese no es el caso.

El caso es que la tal Sara no quiere perder tiempo de estar con su hija. ¿Eso no es egoísmo? Privar a su hija de la educación para realizarse ella como madre. Y si me dices que es una persona con estudios de educación infantil o de psicopedagogía, pues vale. Pero es una persona que dice que habiendo cuadernillos Rubio en el Carrefour, ¿para qué va a ir su hija al colegio? Y además, si se puede descargar fichas por Internet. Con dos cojones. Creo que no hace falta tener una titulación universitaria para enseñar a un niño a contar del uno al diez, pero sí que hace falta para detectar problemas de aprendizaje o psicomotrices. Es como decir que para qué vas a ir al médico si ya te puedes autodiagnosticar con Google. Soy la primera en meterme con los estudiantes de magisterio (desde el cariño, claro) pero me parece que tienen una labor y una responsabilidad muy grande, mucho mayor que la de un profesor de Secundaria o de Universidad.

Un comentario de este vídeo mencionaba el homeschooling, la educación en casa. Esos niños que son educados por sus padres en el hogar.  Esta práctica en algunos países es completamente legal y extendida, sin embargo en España no está muy clara la legalidad. Podríamos considerarla alegal, que baila entre dos aguas. Por un lado, la escolarización entre los 6 y los 16 años es obligatoria pero el Tribunal Constitucional en 2010 resolvió que la "invocada facultad de los padres de elegir para sus hijos una educación ajena al sistema de escolarización obligatoria por motivos de orden pedagógico no está comprendida en ninguna de las libertades constitucionales"

¿Cuál es la principal razón por la que estoy de acuerdo con este movimiento? Porque el sistema educativo que tenemos en este país está podrido, aparte de obsoleto. La sociedad ha cambiado y ahora tenemos unas necesidades distintas. Estamos totalmente digitalizados y tenemos la información a nuestro alcance en cualquier momento. No es importante memorizar datos, ¿qué sentido tiene memorizar la lista de los reyes Godos si todos tenemos móvil acceso a Internet? ¿No es más útil enseñar cómo filtrar la información y cómo manejarla? Tampoco le veo ningún sentido a memorizar contenidos como un loro, vomitarlos en un examen para que después caigan en el olvido.

En el colegio se estudia pero no se aprende, que son dos conceptos totalmente distintos. Y este método tan maravilloso que tenemos tan solo es aplicable al alumno "estándar". Últimamente se hace mucho hincapié en la atención a la diversidad pero no lo suficiente. Si tienes un hijo con síndrome de Asperger, disléxico o algo similar, enseguida buscarán recursos y soluciones. Pero si tienes un hijo con altas capacidades, no le van a hacer ni puto caso, cuando estos niños también tienen necesidades especiales.

Voy a contaros un poco mi experiencia como alumna. A mí me encanta aprender, el problema es que no me gusta estudiar (como he dicho, son dos cosas distintas). Me gusta buscar información por mi cuenta sobre temas que son de mi interés y como sabéis, mi pasión es la literatura. Muchas veces lo he contado en el blog, yo en quinto de primaria comencé a leer a Stephen King y empezaba a descubrir obras clásicas como Platero y yo. Mi nivel de lectura y de comprensión siempre fue muy superior al de mis compañeros, así que algunos pensaréis que llevaba una gran ventaja sobre ellos porque la base de la educación es la comprensión. ¿Yo era brillante en el colegio? Rotundamente no. Lo primero, me aburría en clase como una ostra. Y no, no porque me crea superinteligente y superior al resto de la humanidad y que me aburriera porque ya lo sabía todo. No, nada más lejos de la realidad. En serio, para mí era un calvario estar sentada en una silla durante ocho horas escuchando al profesor, no me eran nada productivas esas horas. Estudiar no se me daba bien tampoco, no creo que tenga problemas para memorizar ni para aprender, pero sí de concentración. No me cuesta ponerme a leer y comprender los temas, hacer resúmenes, esquemas pero cuando llega el momento de repetir como un lorito y meter con un embudo conocimientos en mi cabeza es un suplicio.

La Universidad la recuerdo como un calvario, además tenía el problema de vivir bastante lejos (tres horas de viajes todos los días) y unos horarios criminales. Después de dar muchos tumbos, tomé la mejor decisión que pude tomar y fue quedarme en mi puta casa y no ir a clase. Porque, ¿para qué iba a ir a clase si a mí ese tiempo que pasaba allí no me era productivo? ¿a estar ocho horas mirando la pared para luego llegar a casa reventada? Yo con mi buena voluntad me ponía en la mesa a estudiar pero ya no me daba a esas horas la cabeza. Así me inicié en la "educación a distancia", iba a clase a los exámenes y punto. Me descargaba de la web el temario que tenía que preparar y me imponía mi rutina. Si tenía dudas, me las resolvía yo misma mirando en los manuales o en Internet. Aprendía a mi ritmo sin perder de vista los objetivos. Después de la facultad todo lo he hecho a distancia.

Supongo que esta es una de las razones que llevan a unos padres a tomar la determinación de educar ellos mismo en casa. Eso sí, no creo que cualquier padre está capacitado para ello ni que sea la metodología adecuada para cualquier niño. He estado investigando un poco sobre esto, viendo distintos canales sobre familias de homeschoolers y la verdad es que me ha parecido muy interesante. Algunos optan por seguir el currículum establecido por el Estado, a su manera, pero se proponen alcanzar las competencias de cada nivel. Eso sí, a su particular manera y haciendo al niño partícipe de su propio aprendizaje. Por ejemplo, había una familia que los martes dedicaban una hora a conocer un país del mundo y sus costumbres. Cada niño investigaba por su cuenta sobre festividades, comidas típicas, idioma, vestimenta, cada uno a su nivel.

Además, se tienen muy en cuenta los intereses del niño. Por ejemplo, si alguien estudia la Antigua Grecia puede sentir más inclinación sobre la mitología, la literatura, la historia, las costumbres, etc. ¿Por qué no dar rienda suelta a la curiosidad por aprender e investigue sobre aquello que sea de su interés? Sí, hay que tener unos conocimientos básicos. Pero, ¿alguien se acuerda de lo que estudió en el colegio? ¿Os acordáis de las etapas de la Antigua Grecia? ¿Os acordáis en qué siglo vivió Alejandro Magno? Sin embargo, lo que se aprende con ganas no se olvida.

¿A vosotros qué os parece eso del homeschooler? ¿Qué pensáis de la educación actual? Contádmelo en los comentarios.

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martes, 30 de octubre de 2018 |

Caperucita Roja (Especial Halloween)

 "Los años pasan y son tantas veces que he contado la historia, que ya no sé si la recuerdo de veras o si solo recuerdo las palabras con que la cuento" Borges
                                                                  


Os sorprenderá que haya escogido el tema de Caperucita Roja como especial de Halloween. Me diréis que se os ocurren muchos clásicos de terror para analizar, a saber, Frankenstein, El retrato de Dorian Gray, Drácula, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Otra vuelta de tuerca, entre otros muchos títulos. Sí, a mí también me parece que la literatura gótica es un buen tema para tratar en un blog principalmente literario en Halloween.
Pero no voy a hablar del cuento que todos conocemos y que a todos nos contaron antes de dormir, voy a ir mucho más allá. Voy a rastrear sus orígenes, sus distintas versiones. Los cuentos originales son mucho más escabrosos que las versiones de Disney, de hecho, haciendo un repaso por la filmografía de la factoría veremos una clara evolución. Comparad Blancanieves o La bella durmiente con Frozen, por ejemplo. O comparad Bambi o Dumbo con Rompe Ralph. Comprobaréis que estas últimas películas son más inocentes, menos oscuras. Y es que cada vez se tiende más a la sobreprotección de los niños. Aunque es cierto que los problemas a los que tenía que enfrentarse un niño en la actualidad -al menos en la sociedad occidental- no es lo mismo que a lo que debía enfrentarse un niño de la época medieval o un niño judío de la Segunda Guerra Mundial.

En primer lugar, tenemos que olvidarnos de que nosotros vivimos en una sociedad cuya cultura es escrita (ya sé que es algo debatible porque me podríais decir que es una sociedad audiovisual). Pero en cualquier caso, olvidaos de nuestra época e intentad viajar en el tiempo: sin Internet, sin radio, sin televisor. Y tened en cuenta un detalle: hoy en día la alfabetización en nuestra país ronda el 98% y quien más o quien menos ha tenido oportunidad de ir al colegio y de aprender a leer. Otro debate sería si la gente entiende lo que lee, pero no es el tema. Pero situémonos en ese viaje hacia atrás en el tiempo, la mayoría de personas normales y corrientes no tenían ni acceso a la educación ni tampoco sabían leer. No podían acceder a la prensa, ni leer libros, era una sociedad en la que la oralidad tenía muchísimo peso, era la única manera de transmitir un mensaje.

Si hay algún filólogo clásico leyéndome le sonará demasiado el ejemplo que voy a exponer, el de los poemas homéricos. Los demás, si tenéis algún ejemplar de la Ilíada o la Odisea, os invito a que los cojáis en vuestras manos. Pesan, ¿verdad? Muchos caeríais en el error garrafal de decir que "Homero escribió la Ilíada y la Odisea", y no porque aun se dude de la autoría de los poemas, sino que porque deberíamos decir que "Homero compuso" porque allá por el siglo VIII, en época de Homero, la escritura era un mero soporte para elaborar listas de víveres o enseres. Un ejemplo actual, la lista de la compra. Los poemas homéricos fueron compuestos de forma oral y se transmitían de la misma manera. Curiosamente, hay estudios científicos que postulan que las personas analfabetas tienen una capacidad de memoria muy superior al de personas que saber leer y escribir. Y digo curioso porque estas personas al alfabetizarse pierden todas sus facultades de memorización.

Teniendo esta parte clara, decir que definimos el cuento de hadas como una narración breve que con elementos de fantasía que pretenden dar una enseñanza. ¿Y qué tiene esto que ver con Homero? Pues que los cuentos aparte de entretener tenían la función de ser didácticos en una sociedad con poco acceso a la palabra escrita. Se transmitían oralmente de padres a hijos, de hecho seguramente pidas a una clase de veinte niños que te escriban el cuento de "Caperucita" y no habrá dos versiones iguales. Por ejemplo, mi abuela me contaba el cuento de Hansel y Gretel y la casa de la bruja en vez de chocolate y azúcar era de pan y pimiento. Hay ciertos cuentos que no serían extrapolables a esta diversidad de versiones porque el imaginario de Disney nos ha transmitido sus propias versiones de algunos cuentos (Blancanieves, Cenicienta, La bella durmiente, La sirenita) que aceptamos como únicas y verdaderas.

Como he dicho, los cuentos tienen una intención didáctica, moralizante y son necesarios para la evolución y madurez del niño. Los cuentos transmiten mensajes directos, implícitos y simbólicos, al alcance de sus pequeñas (pero a la vez grandes) mentes. Algunos cuentos se presentan en forma de advertencia de lo que el niño puede encontrarse a lo largo de su vida, en cierto modo son como una preparación para situaciones en las que puede llegar a encontrarse, pero se las presenta de un modo más simplista que la realidad. Cada cuento plantea una consecuencia a un acto moralmente cuestionable, por ejemplo, en el cuento que vamos a analizar, Caperucita no sigue las instrucciones que le da su madre de no desviarse del camino.

Por supuesto, el cuento tiene que tener un final feliz para el héroe y el malvado tiene que recibir un castigo. ¿De que otro modo podríamos impulsar a los  niños a portarse bien si no les presentamos el mundo como algo justo (aunque los adultos sabemos que no lo es)? . Además, el niño desea que el destino del cuento sea el mismo que este pretendía para el héroe. Por ejemplo, en Hansel y Gretel, la bruja quiere cocinar a los niños y finalmente, esta cae en el horno. Es necesario para el niño que al final el orden se restablezca en el mundo, que el mal sea eliminado del mundo del héroe.

Buscando información para esta entrada me ha parecido interesante la información obtenida acerca de la simbología. En los cuentos más clásicos (no sé si esto sería extrapolable a los cuentos más  modernos) que el protagonista sea un niño representa el desarrollo moral, mientras que si la protagonista es una niña representa el desarrollo sexual de la misma. Las brujas, las madrastras representan a las madres y el "complejo de Edipo", etapa en una niña en la cual manifiesta amor por su padre y rivalidad por su madre. Por contraposición, tenemos a los gigantes, brujos, reyes que representan el "complejo de Electra" (el caso contrario al de Edipo). También tenemos a un personaje recurrente "el leñador o cazador" que representa a los hermanos mayores, una figura masculina paternal.

Centrándonos más en el quid de la cuestión, la primera Caperucita de la que se tiene constancia es medieval y se le atribuye a un tal Egberto. Escribió un breve poema en latín con una versión distinta pero con un dato que lo hace reconocible: la prenda roja que porta la niña. En este poema están ausentes la madre, la abuela y el cazador. Por lo tanto, no tenemos el elemento de la cesta ni hay dos caminos para elegir. Caperucita se adentra en el bosque y un lobo la caza para llevársela como comida a sus lobeznos. La moraleja que se saca de esta historia es que es una imprudencia adentrarse en el bosque.

Pero antes de Perrault circulaba otra versión del cuento por Italia y Francia, denominada "La falsa abuela". Empieza como el cuento que todos conocemos, pero al encontrarse al lobo, este le da dos caminos como opciones: uno de alfileres y otro de agujas. El lobo llega a casa de la abuelita antes que la  niña y la mata, la descuartiza, se come su carne y se bebe su sangre aunque deja una parte en la despensa. Cuando Caperucita llega, le ofrece la carne y la sangre. Entonces le pide que se desnude y se meta en la cama con él. Ella se despoja de su ropa y la arroja al fuego. Una vez acostada, comienza el diálogo que todos sabemos de: "abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!". Cuando el lobo pronuncia las palabras "¡Es para comerte mejor", la niña se da cuenta del engaño. Esta le dice al lobo que quiere ir al bosque a hacer sus necesidades y como no se fía de ella le ata un hilo al pie. Este se rompe y ella logra huir.

Lo primero que quiero decir, es que hay una clara connotación y simbolismo sexual en este cuento. Aunque los niños no lo perciban de este modo y se queden con el "no te fíes con desconocidos" y "no desobedezcas".  Recordemos que el que la protagonista sea niña simboliza el desarrollo sexual. La caperuza es del color de la menstruación, representa la menarquia y la pubertad. Al igual que en Blancanieves aparece el mismo significado pero representado mediante el símbolo de la manzana, o en el caso de La bella durmiente, la sangre al pincharse con la rueca. Como dato curioso, en las historias en las que transcurren varios años durmiendo a causa de un hechizo, ese despertar por el primer beso de un príncipe es el despertar sexual de la joven.

El hombre-lobo, como habéis podido adivinar, simboliza al hombre seductor (con connotaciones negativas, claro está). La niña, en este caso, mantiene una actitud activa y no se asusta de lo desconocido, le atrae el mundo exterior y ahí radica el peligro. Esa actitud ante lo desconocido también representa la adolescencia, esa etapa en la que se quiere descubrir el mundo por cuenta propia y no se piensan en los riesgos que se corren.  Esta historia iba dirigida a un público adulto y por lo tanto, no tiene moraleja.

Perrault, en cambio,  nos presenta a una niña indefensa a la que su propia sexualidad la pone en peligro. La figura del hombre-lobo también tiene esa connotación sexual, representa el peligro. Esa sexualidad de la niña no se aprecia en la historia que nos relata los hermanos Grimm y el lobo es un simple animal salvaje que quiere saciar su hambre, saciar su instinto y por eso se come a la abuela y a la niña. Los hermanos Grimm añade el personaje del cazador (figura paternal).

En cuanto a la simbología de los objetos, Perrault nos describe una cesta con una torta y una orza de manteca, que nos evocan a los ritos de iniciación dedicados a las divinidades femeninas como Atenea o Ártemis. En cambio, los Grimm hace que la niña porte vino y pastel. La madre insiste mucho en que tenga cuidado en no romper la botella. ¿Adivináis que simboliza la botella? La virginidad de la joven.

Si nos referimos a los lugares, nos encontramos el pueblo y la casa de la abuelita, que Caperucita reconoce como lugares seguros. Representan los lugares, en la vida adulta y en la infancia. Por contraposición, tenemos el bosque, el lugar donde habitan fieras salvajes y simboliza el camino a la iniciación.

El mensaje que quieren transmitir tanto Perrault como los hermanos Grimm son distintos. El primero quiere dar una advertencia a las jovencitas, provocarles miedo y que tengan cuidado con los hombres. En cambio, los mencionados hermanos no quieren asustar a los niños, sino educarlos en valores. Para ellos, esta historia tiene una finalidad didáctica.

Espero que os haya gustado esta entrada, me he dejado mucha información en el tintero pero prefiero sintetizar y que sea algo más corto. Me gustaría que me dijerais en los comentarios qué versión del cuento os contaban a vosotros, si creéis que hoy en día se les sobreprotege demasiado a los niños, cuáles son vuestros planes para Halloween.  Me despido con una canción, "Caperucita" de Ismael Serrano, y como siempre, os pido que si os ha gustado la entrada me sigáis por mis redes sociales y me sigáis en el blog.


lunes, 29 de octubre de 2018 |

El trío de la ouija (Especial Halloween)

La infancia es una etapa de la vida que se tiene difuminada, es un espacio de años borrosos que se clarean con lo que te han contado, lo que has visto en fotos y en vídeos. Haced la prueba e intentar imaginar vuestra etapa escolar, tan solo recordaréis pinceladas y algunas situaciones concretas. Al menos yo, tengo recuerdos como si fuesen recortes de viejos periódicos, que no puedo ordenar cronológicamente. Pero la historia que os voy a contar hoy la recuerdo como si fuera ayer. 

Nos situamos al final de sexto de primaria, aun me quedaban un par de meses para cumplir los doce. Por entonces, me juntaba con una niña de mi clase, llamémosla "X" porque no sé qué fue de ella (bueno, sí sé, porque soy una stalker profesional, pero oficialmente no sé nada) y no tengo su permiso para mencionarla. Y no sé si a los demás les ocurría lo mismo, un día de repente te volvías  amiga del alma de otra niña durante unos cuantos días y después ya no volvíais a hablaros. Eso nos pasó con "S", que la conocíamos de judo (sí, yo hacía judo, creo que lo conté en otra entrada). Las tres fuimos "el trío de la ouija"

 Por aquella época yo era muy fan del terror, mis películas favoritas eran "El exorcista", "La matanza de Texas", "Scream" y mis libros de cabecera eran los de Stephen King. ¿Quién me iba a decir que años después pasaría de ser "La reina del Terror" a "La reina del Drama"? Que cambiaría el cine de terror por el cine independiente, por el cine de autor, por el dogma.. Si ahora no me falta imaginación, con once años era pura fantasía. Era la época de las leyendas urbanas, de los cuentos de terror, creo que todos pasamos por esa etapa de la infancia, que nos da morbo lo desconocido, lo del más allá.

¿No recordáis la leyenda urbana de "Verónica"? Si dices tres veces "Verónica" delante de un espejo aparece la susodicha y te mata con un cuchillo. Los niños de ahora son más snobs y cuentan la leyenda de "Bloody Mary" que es la versión americana. Pues creo que a partir de contar esas leyendas surgió la idea de hacer la ouija. 

Como he dicho, era final de curso, los días previos a San Juan. Una noche mágica, que en la actualidad la paso como una noche más, pero en mi infancia salíamos a la calle a ver las hogueras. Las pandillas del barrio hacían cada uno su hoguera y su "merendola" particular. El modus operandi que teníamos "X" y yo era el de acoplarnos a algún grupo que ya lo tuviera todo montado y aportar un paquetito de patatas fritas a cambio del bizcocho, tortilla, sandwiches y el chocolate que aportaban los demás. Éramos ya espabiladas.

Pues nada, que me voy por las ramas, decidimos hacer la ouija en el portal de "S". Pusimos una regla no escrita, una de las tres no jugaría por si nos pasaba algo a alguna de las otras dos. Vamos, que si una fuerza maligna apareciera, pensaría "ah, vale, tú eres caballito blanco. Venga, vete a la policía y cuéntales lo que está pasando, a ver si te creen".  Hicimos un tablero muy cutre con una hoja de papel, con el abecedario y con lo típico: "sí", "no" y no me acuerdo qué más. Lo raro es que no apareciera algún espíritu a darnos un guantazo por cutres, porque ¿qué nos costaba coger una tabla de madera, que estábamos en días previos a la sanjuanada? No creo que fuera algo que nos hubiera costado mucho esfuerzo conseguir. 

Imaginaos la situación, las tres en el portal, "S" y yo con el cutre-tablero y "X" de "caballito blanco". Invocamos al espíritu y la moneda, que seguramente sería de cinco duros porque ya he dicho que éramos muy cutres, y empezó a moverse. ¡Oh, magia! Hicimos la típica pregunta de: "¿hay alguien ahí?" Y nos respondió que sí. No me acuerdo qué le preguntamos con claridad, no me acuerdo qué inquietudes se tienen a esa edad. Yo le pregunté si algún día sería escritora (porque mi gran sueño siempre fue ser escritora) y me dijo que sí, que un día publicaría un libro que se llamaría "La triste Verónica". Y unimos conceptos, como la Verónica de la leyenda urbana. Pero la pregunta estrella es (fijaos nuestros problemas en aquella época) es a hasta qué hora nos dejarían salir nuestros padres en la sanjuanada. El espíritu nos dijo que a las doce. 

Y en medio del asunto, se me ocurrió decir "Si estás ahí, haznos una señal". De repente, escuchamos cómo cayó algo de una ventana. El "caballito blanco" corrió y galopó a ver qué había sucedido. ¡Alguien en el momento preciso había dejado caer un yo-yó de una ventana! ¿Casualidad? Misterios de lo oculto. Habría que llamar a Iker Jiménez.  Y entonces, empezó el terror. El espíritu no nos dejaba abandonar la sesión de ouija, "S" y yo estábamos en peligro, "X" estaba muy segura. Ella tiraba la piedra pero escondía la mano. Al final a la fuerza esa que nos hablaba del más allá le dimos pena y nos dejó irnos. 

Para concluir, debo decir que sí, el espíritu acertó. No nos dejaron quedarnos más de las doce la noche. El trío de ouija se disolvió y nunca volvimos a juntarnos con "S". Aquí paz y después gloria.

Si habéis vivido alguna experiencia paranormal, contádmela en los comentarios y si os ha gustado la entrada, seguidme en el blog y en mis redes sociales.  




miércoles, 17 de octubre de 2018 |

"Que sienta que se muere"

Si eres filóloga clásica parece que se espera de ti que seas una loca apasionada de la novela histórica ambientada en la Antigua Roma. Pues os voy a decepcionar,  no lo soy. No me gusta demasiado la novela histórica. Sí que he leído alguna pero es un género en el no me muevo a gusto. Si quiero conocer más sobre el siglo XIX prefiero leer a las hermanas Brontë, si quiero saber más sobre Grecia Clásica leo a Homero. Al fin y al cabo, la literatura es una fotografía de la sociedad.
Además, no me gusta la "acción" sino que me gusta disfrutar de la narrativa, de la descripción de los personajes, de la esencia del ser humano. Me gusta la literatura intimista, de personajes, de esa que no suceden grandes hechos pero que llegan al alma. Por eso tenía muchas ganas de leer "Calígula" de Albert Camus, de la cual había visto su puesta en escena hace bastantes años. Bueno, porque el autor ahonda en el personaje de Calígula y como ya dije en mi anterior entrada "a mí me va el morbo". Pero seguramente, a esa parte de mis lectores que son un poco estúpidos (que espero que sea un porcentaje mínimo) ni le suena, así que voy a dar unas breves pinceladas sobre quién fue.

¿Quién fue Calígula?

Cayo Julio César Augusto Germánico (más conocido como "Calígula", es decir, "botitas"), nacido en el año 12 d.C., fue el hijo varón más pequeño de sus padres Agripina y Germánico. Fue criado en un campamento militar y se paseaba con un traje militar que le había hecho su madre. Su padre, Germánico, era considerado un héroe a la altura de Alejandro Magno y para la desgracia de Calígula los adultos no representaban una figura de autoridad, sino que estos se arrodillaban ante él.

Por aquella época, el Imperio Romano estaba bajo el mando de Tiberio y este se sentía constantemente amenazado por la presencia de Germánico, el siguiente de la línea de sucesión al trono. Este era mucho más querido y carismático que él. Aunque no tenemos pruebas fehacientes de que Tiberio lo mandara matar, Suetonio así lo piensa. Los antiguos nos han transmitido un dato del que se puede sacar conclusiones: que antes de morir echaba espuma por la boca y hoy en día sabemos que esto lo provoca el envenenamiento por arsénico.

Como es lógico, la muerte de Germánico tiene un fuerte impacto sobre Calígula. Tras este hecho, se va a vivir con su abuela y no tenemos ninguna fuente que revele nada sobre esa época. Pero un hecho estaba a punto de marcar su vida, Tiberio lo hace llamar a la isla de Capri, un lugar marcado por el horror: asesinatos, violaciones, pedofilia, todas las perversiones que se te ocurran. Esta experiencia fue determinante para el joven Calígula, quien aprendió que la vida no tiene ningún valor. Algunos postulan que podría haber padecido una especie de síndrome de Estocolmo (no perdáis de vista que el creía que el propio Tiberio fue el asesino de su padre) y de alguna manera aprendió de él y empezó a desear lo que él tenía. Poco después, Tiberio murió ¿y a que adivináis quién fue el principal sospechoso? Gemelo, nieto de Tiberio, era el sucesor al trono pero debido a su corta edad, Calígula tomó el relevo.

Y llegamos al año 37 d.C., con un Calígula de veinticuatro años y el mundo en sus manos. Abandonó la isla de Capri y se dirigió a Roma, y digamos que en un principio se ganó el cariño del pueblo ya que se dedicó a complacer a las masas. Los historiadores dicen que en sus primeros meses de reinado hizo una buena gestión del Imperio Romano pero el joven emperador sufrió un cambio muy brusco en su personalidad. En poco tiempo, comenzó el Imperio del Horror al que se le atribuyen numerosas atrocidades propias de un maníaco.
Existen diversas teorías sobre la supuesta enfermedad que sufría Calígula porque nos han transmitido que padecía fiebres muy altas, insomnio, etc. y que a raíz de eso su carácter cambió. La medicina actual nos ofrece algunas teorías que podían esclarecer este dilema. Se barajea como opción que el exceso de alcohol y sexo contrajera el virus del herpes y esto le provocara una encefalitis. Esta lesión provoca daños en los lóbulos centrales del cerebro provocando grandes cambios de personalidad, así como euforia, agresividad, emociones extremas. Solo hay un dato que nos desmonta esta teoría, en la actualidad, el 75% de los enfermos de encefalitis muere. Hace dos mil años es muy improbable que sobreviviera.

La pieza clave de la siguiente teoría es el vino, pero no de la manera que podríamos llegar a imaginar, sino que lo podemos atribuir a un colorante que utilizaban los romanos para endulzar el vino llamado defrutum. El problema no es el ingrediente en sí, sino el cómo se hacía. Se elaboraba en una olla de plomo puesto que los antiguos ignoraban el peligro del plomo para la salud. Una intoxicación de este estilo podría dar lugar a cambios de personalidad. Pero claro, es una verdad universalmente conocida que los romanos eran muy dados a la bebida y que entonces sería un problema muy habitual, sin embargo Filón nos cuenta que bebía en exceso, hasta demasiado para un romano.

¿Una personalidad narcisista? Entendemos como persona narcisista a alguien que tiene un exagerado concepto de sí mismo, que se da muchísima importancia, exagera sus logros, etc. Los psiquiatras dicen que una personalidad narcisista puede ser un indicio de psicopatía. También sabemos que no todos los psicópatas son asesinos en serie, algunos son personas que ejercen puestos de poder muy importantes. Pero si tenemos en cuenta la infancia traumática de Calígula, esa orgía de sangre en la que se vio envuelto en su estancia en Capri, no es de extrañar que si esa tendencia psicópata le venía de serie, acabara siendo uno de los mayores sanguinarios de la historia. La verdad nunca la sabremos. Porque no hay que creerse todo lo que nos han transmitido los antiguos. A Suetonio no hay que darle demasiada credibilidad ya que le separaron setenta años de distancia del emperador. Imaginaos que ahora una persona escribiera sobre la Segunda Guerra Mundial, pero este tenía aún menos datos y menos fuentes a las que recurrir.

La muerte de Calígula me recuerda a un poco al final de Julio César. Calígula fue asesinado por un complot de la Guardia Pretoriana liderado por Casio Querea. Vamos, como se suele decir, muerto el perro se acabó la rabia.

"Calígula" de Albert Camus

Esta obra fue estrenada en 1945 y es una de las más conocidas obras del Premio Nobel Albert Camus. En su obra nos presenta al emperador Calígula, que al enterarse de la muerte de su amada hermana Drusilla (que se la tiraba, por si a alguien le quedaba duda) ha huido de la ciudad y no lo logran encontrar. Pero poco después reaparece y ha tenido una revelación, ha descubierto la absurdidad de la vida.

A mí la filosofía nunca me gustó mucho - ni se me dio bien- pero Camus postulaba que la vida es absurda (aunque no creo que haya que ser filósofo para darse cuenta). Tan absurda como el "castigo de Sísifo" (para los incultos, Sísifo es ese al que se le condenó eternamente a subir cuesta arriba por una ladera empujando una roca). Tan absurda que su gran cuestión es por qué no nos suicidamos (algo que me pregunto yo todos los días.

Lo que me gusta de esta obra es la vuelta de tuerca que le da al personaje de Calígula: de la idea de que es un maníaco despiadado a ser quizá, el que más cuerdo está de los que le rodean. Calígula desea lo imposible, lo infinito, lo inalcanzable y Camus representa ese deseo como la luna.

Si queréis una lectura corta pero filosófica, sin ser tediosa (ya he dicho, que no soy muy amiga de la filosofía) os recomiendo que le echéis un ojo. Si tenéis ocasión de verla representada mucho mejor.

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lunes, 8 de octubre de 2018 |

En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero (Caso Ibar)

Soy morbosa, lo admito. Peor sería no reconocerlo. ¿Un buen plan para una tarde de domingo? Ver un documental sobre Ted Bundy, escuchar la conspiración sobre el caso Alcásser. ¿Que tengo mente psicópata? Pues lo heredé de mi madre. O quizás de mi padre. Sea lo que sea, mi hermana también lo heredó. Somos una familia de morbosos.

¿Reportaje de"El caso Asunta"? ¿Dónde está Madeleine? ¿El violador del ascensor? Ahí nos juntamos los cuatro, en plan familia feliz, discutiendo y discurriendo teorías sobre si fue un crimen pasional o si hubo dinero de por medio. Podríamos montar un CSI Astrabudua y resolver crímenes. Al fin y al cabo, en familia todo es mejor.

El tema de la pena de muerte, en cuanto al morbo se refiere, es uno de mis favoritos. Me aterroriza y me intriga a partes iguales. Que te pongan día y hora para morir, sin poder evitarlo, no ver más allá de ese día, enjaulado, notar cómo se te escapan los minutos entre los dedos...¿no es terrorífico?

¿Estoy a favor de la pena de muerte?  Os preguntaréis. Y aunque en el tema del aborto me declaro a favor, me declaro en contra de la pena de muerte con matices. Y es que, en este caso, puedo llegar a entender el lado contrario. No comprendo al que desde el sofá de su casa ve el telediario y pide la pena de muerte y grita: "¡a la hoguera!". Porque enseñar que no hay que matar matando es cuanto menos contradictorio. Puedo llegar a entender a los padres de un niño asesinado que pidan la pena de muerte, que deseen tomarse la justicia por su mano. Pero nos guste o no, ya está la justicia para pensar por nosotros cuando no podamos hacerlo objetivamente.

¿Y a que viene este rollo? Pues por el último libro que he leído, "En el corredor de la muerte" de Nacho Carretero (autor de "Fariñas"), que nos narra el caso de Pablo Ibar. No merece la pena gastarse veinte euros en ese libro. Merece más la pena buscar de segunda mano (porque está descatalogado) el libro de "Memorias del corredor de la mujer" de Joaquín José Martínez.

No entiendo la intencionalidad del libro (salvo sacar dinero) porque a día de hoy es un caso que no está resuelto y el libro no aporta nada nuevo que no sepamos ya, nada nuevo que no hayamos visto en un reportaje. A día de hoy, más de veinte años después él mantiene su inocencia. ¿Acaso iba a reconocerlo?

Podría haber sido un alegato en contra de la pena de muerte, un alegato en contra del sistema judicial de EEUU. Como europeos tenemos una forma distinta de pensar, tenemos la idea de que la cárcel tiene que tener como objetivo la reinserción en la sociedad, y esto es un cuento muy bonito pero sabemos que no es posible siempre. Por el contrario, para EEUU la cárcel es un castigo y no tiene como finalidad la reinserción. La mayoría de la población está a favor de la pena de muerte porque el gobierno ha hecho ahínco para que esto sea así.

Tengo pendiente escribir una entrada sobre la pena de muerte en EEUU (en plan morbosa, con métodos de ejecución, cómo es la vida dentro del corredor) pero más adelante, que eso lleva tiempo. Contadme si habéis leído el libro, si estáis a favor de la pena de muerte. Pero no quiero hablar mucho más del libro porque es un caso que judicialmente no está resuelto, no sabemos si es inocente o culpable y yo no soy quién para juzgarlo. En la actualidad, Pablo Ibar ha salido del corredor y se encuentra en prisión a la espera de un nuevo juicio.

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martes, 18 de septiembre de 2018 |

"Abortar te convierte en la madre de un niño muerto"

Abortar no te hace librarte de un problema del que no quieres hacerte cargo, sino que pasas a formar parte del colectivo más abominable y aborrecido por la sociedad: los infanticidas, los asesinos de niños. Esos que esperan en la puerta del colegio, con una bolsa de caramelos, que van a enseñar a una niña rubita de cinco años una preciosa camada de cachorritos en el coche. Que es introducida en el coche mediante engaño y que días después aparece su cadáver violado y descuartizado. Esos argumentos utilizan las campañas "antiabortistas", en pleno siglo XXI. Anonadada me siento.  

Si yo me quedara embarazada ahora mismo, ¿abortaría? Pues posiblemente no, pero hay una cosa que tengo clara, quiero vivir en un mundo donde se respeten mis derechos como mujer y no se me imponga ser madre como un castigo por mis errores cometidos. ¿Qué vida le espera a un bebé no deseado? ¿Que un embarazo no deseado puede acabar siendo una bendición? Claro que sí. ¿Que puedes amar profundamente a un bebé que en un principio no deseabas? ¿Acaso yo juzgo a las mujeres que no desean abortar?

Me encantan los argumentos de los antiabortistas, sobre todo el de "si no lo quieres, espera a que nazca y dalo en adopción". De esto hablaré más adelante pero  que te veas en la obligación de abortar no quiere decir que seas un ser sin sentimientos, que ni sientas ni padezcas, que vayas a una clínica a abortar como quien va a sacarse la muela del juicio. Debe de ser una decisión terriblemente dolorosa y meditada, no creo que las mujeres que se ven en la necesidad de abortar frivolicen sobre este tema, no creo que pasen  un solo día de su vida sin pensar en el bebé que pudieron haber tenido. No creo que sea fácil dejar que saquen de ti a tu hijo. Pero, a veces, no queda otro remedio.  

Que apoyan y defienden la vida, dicen. Será que como especie lo hemos demostrado con frecuencia, somos la única especie que mata porque sí y no ante una amenaza, hemos creado las guerra, nos mantenemos impasibles ante la hambruna, la miseria de los demás, hemos creados bombas y armas de destrucción masiva. No nos preocupamos por los niños que están en este mundo, niños que viven en orfanatos en condiciones denigrantes, niños que viven en la calle, que son obligados a prostituirse, niños que son solo huesos porque no tienen que llevarse a la boca. Ante ellos giramos la cabeza pero qué fácil es demonizar y arremeter contra la mujer. Porque claro, si las mujeres tenemos relaciones sexuales es que somos unas putas, y nos pasa lo que nos pasa por putas. Pongamos como ejemplo, un chavalín inglés viene a España a practicar tan popular deporte de élite como el balconing, se parte las piernas, ¿a que es atendido en el hospital¿ ¿A que si vas borracho y te estrellas se te atiende en el hospital? Pero en esta sociedad jode que la mujer folle y disfrute del sexo. 

Hasta ahora solo he hablado de los embarazos causados por una imprudencia del hombre y de la mujer (porque aquí tienen culpa los dos). Pero y ¿si la mujer es violada y queda embarazada? Vendrá un iluminado a decirme que entonces debe ir cuanto antes a un hospital a tomar la píldora del día después y a presentar una denuncia ante la policía. Ya estamos otra vez frivolizando y pensando que hay una sola forma de actuar. ¿Que sería lo ideal hacer eso? Sí, pero sobre todo porque esos actos deben  ser denunciados y cuanto menos tiempo pase, será más fácil atrapar al agresor. Aun así, da la casualidad de que no somos robots y no estamos programados a actuar de una forma "coherente"  ( o lo que otros llaman coherente) porque las mujeres víctimas de agresiones sexuales tienen miedo. Es como decir que una mujer  que ha sido asesinada a manos de su marido ha acabado así porque no lo denunció cuando le dio el primer golpe.

 Algunos antiabortistas sí defienden la posibilidad del aborto en este supuesto, otros se mantienen en contra. Si has sido violada, ¿es lícito abortar y entonces el ser vivo que llevas dentro no es tan humano? Si decimos que es un asesinato, es un asesinato en todos los casos, no solo en el que nos convenga.  Y a los que se mantienen en contra, ¿si la violada es vuestra hija de 12 años? ¿Por qué una una criatura de esa edad tiene que pasar por un embarazo de nueve meses (que encima es peligroso), pasar por un parto traumático y ver cada día a su bebé, fruto de un monstruo, de un recuerdo amargo? ¿Que lo dé en adopción? ¿Es mucho más ético hacer pasar a una niña por ese trance? Velan por la vida del embrión, pero ¿quién vela por la vida de esa niña violada? 

¿Dar a un bebé no deseado en adopción es mucho más ético? ¿Creéis que el mundo que hemos creado es un cuento de hadas? ¿Creéis que una adopción es como bajar un día al súper y llevarte dos kilos de arroz por el precio de uno? No, mis queridos lectores, la realidad es que los orfanatos están llenos de niños que nadie les acuna, que nadie les lee en cuento, que nunca tendrán a nadie que los ame. Podéis echar un vistazo al documental "Las habitaciones de la muerte", sobre los orfanatos en China, bebés mal alimentados, amarrados con cadenas. Yo conocí a una niña china adoptada, que tras varios meses en España seguía teniendo marcas de las correas en sus extremidades. Mucho mejor darle una vida de mierda a una criatura que evitar que nazca. Es como estar en contra de la eutanasia, es mucho mejor tener a una persona gritando de dolor, agonizando y sabiendo que le espera una muerte dolorosa, es mucho mejor prolongarle el sufrimiento que cortarlo de raíz. 

¿Dónde creéis que acabarán esos niños no deseados? ¿No son futuros delincuentes en potencia, criados en un entorno donde no eran queridos? ¿Y los niños que nadie quiere, que acaban en casas cuna? Tráfico humano, prostitución infantil, niños de la calle ¿Me estáis diciendo que es mucho más ético esto? 

¿Y cuando el niño viene enfermo? Muchísimo mejor traer el mundo a sufrir, porque eso es lo que Dios nos dictamina. Si sufres es porque Dios te ama. La religión es otro tema que me enerva. Yo me declaro atea, sin dudas, no creo en lo que no veo, en lo que no puede ser probado científicamente. Además, la religión sirve para meter miedo a la humanidad, para someterla. De alguna manera, es el cáncer de esta sociedad y el mayor atraso del mundo. Podemos debatir si es ético el aborto, a partir de qué semana puede considerarse humano pero cuando ya meten a Dios por medio y el argumento es "que Dios te lo manda", apaga y vámonos. 

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martes, 11 de septiembre de 2018 |

Las verdes praderas

“Y un día te mueres y se te queda esa carita de gilipollas y en el último momento te dices...vamos, vamos, vamos, que te han llevado al huerto toda tu vida y nunca has hecho lo que tú querías. Estudia, trabaja, échate novia, cásate, cómprate un piso, un chalet, un coche y trabaja como un burro para pagar las letras, los colegios de los niños, el friegaplatos, la cortadora de césped, y te das cuenta de que has vivido… para Seat, para Philips, para Zanussi, para El Corte Inglés, para La Confianza y su puta madre”.
 
 
No suelo hacer muchas reseñas de películas en el blog porque me suelo centrar más en literatura (al fin y al cabo, soy filóloga y no soy experta en audiovisuales), pero de vez en cuando me gusta descubriros alguna joyita como esta que seguramente la mayoría no conozcáis. Se trata de una comedia española costumbrista, dirigida por José Luis Garci llamada "Las verdes praderas" (1979) y protagonizada por Alfredo Landa.
 
No, os prometo que no es una comedia casposa del destape español. Vemos a Alfredo Landa en otro registro, en el personaje de José Rebolledo, un hombre de origen humilde que se ha hecho a sí mismo, que ha alcanzado el éxito en una empresa. Ha logrado su sueño de la infancia: tener un piso en propiedad, un coche y sobre todo un chalé en la Sierra de Madrid para pasar el fin de semana y las vacaciones. Tenemos que tener en cuenta la época en la que está rodada que el film es una fotografía de su época, la Transición. Para los ineptos (que seguramente hay muchos leyéndome), la Transición es el período en el que se deja atrás la dictadura franquista para dar paso a la Constitución y la democracia.
 
“Una mañana, de niño, estando con mi padre, pensé `algún día, cuando sea mayor, yo seré ese hombre, y tendré un chalet y césped, y fumaré tranquilo mientras leo el periódico. Y mis hijos tendrán un coche de pedales rojos´ Me lo juré. Y ahora… a lo mejor yo soy ese hombre pero eso no es nada. No hay nada de lo que yo imaginaba aquella mañana. Nada.”
 
Esta feroz crítica a la burguesía madrileña nos muestra un fin de semana en la vida de Rebolledo. Después de una semana estresante de trabajo, coger el coche para pasar el sábado y el domingo en el chalecito de la Sierra para desconectar. Lejos de un fin de semana de descanso, se le presenta la suegra pesada con la cuñada y el novio, el compañero de trabajo odioso que todos tenemos (aquel que se escaquea y por el que acabas pringando, pero siempre parece caer de pie), al que Rebolledo apoda como "Doña Perfecta" pululando por allí. Cada uno de sus planes acaban torciéndose. Pequeños planes, nada con demasiadas pretensiones, tomarse un gin tonic, jugar un partido de tenis...En clave de humor, José Luis Garci nos prepara para una traca final, el filme se torna en un cariz reflexivo, más profundo.
 
Y es que, ¿son las cosas materiales lo que nos da la felicidad? José Rebolledo sufre una gran insatisfacción personal, se ha llevado un tremendo desengaño, siente que le han "vendido la moto", que tenía que alcanzar ese sueño que nos viene impuesto por la sociedad (casarse, tener un piso, una segunda vivienda, un coche). Porque claro, "tanto tienes, tanto vales".
 
“Llevo 42 años pensando que lo que vivía no era importante porque era como… como provisional, como si estuviera esperando destino. Yo creía que  iba hacia una vida maravillosa, y mientras estaba en la cola esperando, pues trabajaba y estudiaba como un negro porque tenía que ser así… porque más adelante iba a llegar mi vida, mi verdadera vida. ¿Y sabes qué pasa? Pues que ya ha llegado”

No esperéis una película donde ocurran grandes acontecimientos, como ya he dicho, es cine costumbrista, un reflejo de la sociedad madrileña de los 80, aunque en mi opinión, no queda desactualizada y es extrapolable al 2018. Al fin y al cabo, no hemos cambiado tanto y las metas del ser humano siguen siendo las mismas, o tenemos impuestas las mismas. La sociedad nos impone buscar pareja, casarnos, tener hijos, cambia el pisitio de la Sierra por un viajecito a Canarias, un IPhone, Tv por cable, tres portátiles. El consumismo desmedido rige nuestras vidas y no nos damos cuenta de que la felicidad no está en lo material.
 
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lunes, 3 de septiembre de 2018 |

Mi planta de naranja lima, de José Mauro de Vasconcelos

 Si hay algo que extraño de mi infancia y de mi adolescencia es el tiempo infinito. Tempus fugit, decían los romanos. Hay un momento en la vida que apenas recordamos en el que tiempo parece que está estancado. Veranos interminables, cursos escolares que parecen nunca acabarse. Y de repente, un día te haces mayor y el tiempo huye, escapa. 

En ese estancamiento del tiempo recuerdo y añoro tardes infinitas de lectura, de devorar libros como si fuera un león hambriento. Mientras los chicos de mi clase estaban de "botellón" yo descubría a Neruda, Bécquer, Rubén Darío, Machado, Lorca, Blas de Otero. Con esa pasión y ganas de la juventud. Porque ya lo decía Rubén Darío "Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver". Cuando tienes todo por descubrir, cuando no eres tan selectivo con lo que lees. Anda, que me iba yo ahora a poner a leer eso de.. 

                     "Antes de la peluca y la casaca  
                    fueron los ríos, ríos arteriales; 

                                     fueron las cordilleras, en cuya onda raída 
                                   el cóndor o la nieve parecían inmóviles; 
                                   fue la humedad y la espesura, el trueno 
                                 sin nombre todavía, las pampas planetarias."

¿Y por qué estoy metiendo este rollo? Porque ayer volví a zambullirme en un libro como en mis tiempos mozos, como si no hubiera mañana y el futuro no fuera inmediato. El libro del que hablo es "Mi planta de naranja lima", un clásico brasileño publicado en 1968 donde el autor José Mauro de Vasconcelos nos narra su infancia en el barrio carioca de Bengú (Brasil). 

Zezé es un niño de cinco años que de mayor quiere ser poeta y llevar corbata de lazo (porque eso es de poetas). Mediante su lenguaje infantil nos introduce en su pequeño mundo, que no es precisamente ni justo ni un cuento de hadas. El padre de Zezé está en paro y aunque su madre trabaja de sol a sol apenas les llega para subsistir. 

El protagonista es un niño despierto, con ansias de aprender, con inquietudes impropias de un niño de su edad. Quizá la cruel realidad que le ha tocado le ha hecho madurar a marchas forzadas. Sorprende que un niño tan pequeño comprenda los problemas de los adultos. Aunque Zezé es de buen corazón es un poco trasto y toda acción que emprende termina en travesura y como consecuencia, su padre le da una buena somanta de palos. En el colegio tiene encandilada a su maestra porque es un niño inteligente pero también tierno con una imaginación desbordante. En el jardín de su casa tiene un arbolito de naranja lima, al que llama Minguinho, y cuando tiene problemas busca consuelo entre sus ramas. 

Un libro entrañable, enternecedor, que te hace reír y llorar. Un descubrimiento que he hecho este año. En España no es muy conocido pero en Latinoamérica es una lectura obligatoria en los colegios. Me ha recordado un poco a "Las cenizas de Ángela" o a "El príncipe destronado", a esas novelas a las que se le da voz a la infancia, que nos hace rememorar nuestra niñez con nostalgia. Esos tiempos que ya nunca volverán.

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domingo, 2 de septiembre de 2018 |

"Si murieran mis hijos, sería un alivio"

"¡Te arrepentirás de no tener hijos!"


¿Que dónde he estado metida? Os estaréis preguntando. Quizá creáis que he estado perdida en el Pacífico en unas merecidísimas vacaciones. Pues va a ser que no, he estado trabajando (aunque si el trabajo es salud, viva la enfermedad) y además, el poco tiempo libre que me queda lo dedico a preparar el perfil de euskera para poder empezar a meter la patita en el sistema educativo y dar carpetazo a mis aventuras en locales de comida rápida. En definitiva, poco he leído en el mes de agosto y la verdad,  no tenía mucha cosa que escribir.

El único libro que he leído este mes ha sido "Madres arrepentidas", libro que me regaló mi madre estas últimas Navidades y que lo tuve fichado durante meses. Se trata de un estudio realizado por la socióloga Orna Donath, en el que da voz a mujeres que la sociedad lapidaría, en el que da cabida un tema polémica del que poco se ha hablado.  Como el título indica, Donath da voz a mujeres que se arrepienten de haber sido madres. 

En primer lugar, la autora nos hace una introducción abordando un tema que me parece interesante, el arrepentimiento. La sociedad que hemos creado como algo positivo. Para muestra, un botón. Situémonos en un juicio por asesinato, el acusado declara que se arrepiente de los actos que cometió. ¿El juez no lo tomaría como algo positivo?Y en la vida diaria el arrepentimiento es una acción que se ve con buenos ojos. Bueno, según. Vivimos en una sociedad que nos regimos por lo que es "políticamente correcto". Mirad estas dos oraciones:
1) Me arrepiento de haber empezado a fumar.
2) Me arrepiento de nunca haber fumado.

¿A que la segunda opción no está vista con buenos ojos? Veamos estas dos afirmaciones:

1) Me arrepiento de no haber sido madre
2) Me arrepiento de haber sido madre. 

La primera opción la asumimos como "normal" porque en las normas que hemos establecido para que una mujer sea considerada "completa" debe (y no "debe de") ser madre. Igual es que en el momento del alumbramiento te sale un tercer brazo o un ojo en el cogote y por fin eres tú al completo. Madres del mundo, dejádmelo en los comentarios. No lo sé.

También debo aclarar algo, que las mujeres que han participado no se arrepienten del hecho de que sus hijos existan, sino simplemente les gustaría "no ser madre de nadie".  No son hijos nacidos en hogares desestructurados, a pesar de que el nivel económico de las mujeres entrevistadas eran de lo más variopinto, así como sus edades y la de sus retoños y el número de hijos. 

¿Y cómo acabaron siendo madres? Por diversas razones, algunas sí desearon ser madres en algún momento de sus vidas y se dieron de bruces contra la realidad, mujeres que tuvieron claro su deseo de no ser madre desde la más tierna infancia pero la presión social es muy grande. O la presión de sus maridos. 

Atrévete a decir en público que no deseas ser madre, a ver cuánto tardan en juzgarte, en darte argumentos de por qué sí debes serlo. En cambio, si un hombre no desea ser padre no se le va a juzgar tan duramente (lo más seguro es que le adulen diciéndole "haces de puta madre"), como tampoco en caso de que exponga abiertamente su arrepentimiento de haber sido padre. 

Atrévete  a decir en público si no quieres cargar con responsabilidad para toda tu vida, que no quieres sacrificar ni renunciar a nada por ser madre, que no te da la gana y punto. ¡No se va a extinguir la humanidad! Y si se extingue, igual evolucionan los gatos y hacen de la Tierra un planeta mejor.

Si hay algo que tengo claro es que cuando se es madre, cambia la vida de la mujer, la del hombre no. Es la  mujer la que tiene que sacrificar su carrera profesional porque si no lo hace, es una egoísta que solo piensa en ella, es la mujer quien tiene que hacerse cargo de los hijos y de la casa. Me vais a decir que ahora los hombres "ayudan" en las tareas domésticas (que manda narices, decir que "ayuden", cuando ellos también viven allí) pero en la mayoría de los casos la carga pesada recae sobre la mujer. Hace un tiempo vi una foto en Facebook que mostraba un papá orgulloso con un texto que decía "un aplauso para el papá que le cambia los pañales a su hijo". Hay que aludarlos y todo, damos por hecho de que es nuestra obligación hacerlo pero no damos por hecho que también es la del hombre cuidar de su hijo. 

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