miércoles, 17 de octubre de 2018 |

"Que sienta que se muere"

Si eres filóloga clásica parece que se espera de ti que seas una loca apasionada de la novela histórica ambientada en la Antigua Roma. Pues os voy a decepcionar,  no lo soy. No me gusta demasiado la novela histórica. Sí que he leído alguna pero es un género en el no me muevo a gusto. Si quiero conocer más sobre el siglo XIX prefiero leer a las hermanas Brontë, si quiero saber más sobre Grecia Clásica leo a Homero. Al fin y al cabo, la literatura es una fotografía de la sociedad.
Además, no me gusta la "acción" sino que me gusta disfrutar de la narrativa, de la descripción de los personajes, de la esencia del ser humano. Me gusta la literatura intimista, de personajes, de esa que no suceden grandes hechos pero que llegan al alma. Por eso tenía muchas ganas de leer "Calígula" de Albert Camus, de la cual había visto su puesta en escena hace bastantes años. Bueno, porque el autor ahonda en el personaje de Calígula y como ya dije en mi anterior entrada "a mí me va el morbo". Pero seguramente, a esa parte de mis lectores que son un poco estúpidos (que espero que sea un porcentaje mínimo) ni le suena, así que voy a dar unas breves pinceladas sobre quién fue.

¿Quién fue Calígula?

Cayo Julio César Augusto Germánico (más conocido como "Calígula", es decir, "botitas"), nacido en el año 12 d.C., fue el hijo varón más pequeño de sus padres Agripina y Germánico. Fue criado en un campamento militar y se paseaba con un traje militar que le había hecho su madre. Su padre, Germánico, era considerado un héroe a la altura de Alejandro Magno y para la desgracia de Calígula los adultos no representaban una figura de autoridad, sino que estos se arrodillaban ante él.

Por aquella época, el Imperio Romano estaba bajo el mando de Tiberio y este se sentía constantemente amenazado por la presencia de Germánico, el siguiente de la línea de sucesión al trono. Este era mucho más querido y carismático que él. Aunque no tenemos pruebas fehacientes de que Tiberio lo mandara matar, Suetonio así lo piensa. Los antiguos nos han transmitido un dato del que se puede sacar conclusiones: que antes de morir echaba espuma por la boca y hoy en día sabemos que esto lo provoca el envenenamiento por arsénico.

Como es lógico, la muerte de Germánico tiene un fuerte impacto sobre Calígula. Tras este hecho, se va a vivir con su abuela y no tenemos ninguna fuente que revele nada sobre esa época. Pero un hecho estaba a punto de marcar su vida, Tiberio lo hace llamar a la isla de Capri, un lugar marcado por el horror: asesinatos, violaciones, pedofilia, todas las perversiones que se te ocurran. Esta experiencia fue determinante para el joven Calígula, quien aprendió que la vida no tiene ningún valor. Algunos postulan que podría haber padecido una especie de síndrome de Estocolmo (no perdáis de vista que el creía que el propio Tiberio fue el asesino de su padre) y de alguna manera aprendió de él y empezó a desear lo que él tenía. Poco después, Tiberio murió ¿y a que adivináis quién fue el principal sospechoso? Gemelo, nieto de Tiberio, era el sucesor al trono pero debido a su corta edad, Calígula tomó el relevo.

Y llegamos al año 37 d.C., con un Calígula de veinticuatro años y el mundo en sus manos. Abandonó la isla de Capri y se dirigió a Roma, y digamos que en un principio se ganó el cariño del pueblo ya que se dedicó a complacer a las masas. Los historiadores dicen que en sus primeros meses de reinado hizo una buena gestión del Imperio Romano pero el joven emperador sufrió un cambio muy brusco en su personalidad. En poco tiempo, comenzó el Imperio del Horror al que se le atribuyen numerosas atrocidades propias de un maníaco.
Existen diversas teorías sobre la supuesta enfermedad que sufría Calígula porque nos han transmitido que padecía fiebres muy altas, insomnio, etc. y que a raíz de eso su carácter cambió. La medicina actual nos ofrece algunas teorías que podían esclarecer este dilema. Se barajea como opción que el exceso de alcohol y sexo contrajera el virus del herpes y esto le provocara una encefalitis. Esta lesión provoca daños en los lóbulos centrales del cerebro provocando grandes cambios de personalidad, así como euforia, agresividad, emociones extremas. Solo hay un dato que nos desmonta esta teoría, en la actualidad, el 75% de los enfermos de encefalitis muere. Hace dos mil años es muy improbable que sobreviviera.

La pieza clave de la siguiente teoría es el vino, pero no de la manera que podríamos llegar a imaginar, sino que lo podemos atribuir a un colorante que utilizaban los romanos para endulzar el vino llamado defrutum. El problema no es el ingrediente en sí, sino el cómo se hacía. Se elaboraba en una olla de plomo puesto que los antiguos ignoraban el peligro del plomo para la salud. Una intoxicación de este estilo podría dar lugar a cambios de personalidad. Pero claro, es una verdad universalmente conocida que los romanos eran muy dados a la bebida y que entonces sería un problema muy habitual, sin embargo Filón nos cuenta que bebía en exceso, hasta demasiado para un romano.

¿Una personalidad narcisista? Entendemos como persona narcisista a alguien que tiene un exagerado concepto de sí mismo, que se da muchísima importancia, exagera sus logros, etc. Los psiquiatras dicen que una personalidad narcisista puede ser un indicio de psicopatía. También sabemos que no todos los psicópatas son asesinos en serie, algunos son personas que ejercen puestos de poder muy importantes. Pero si tenemos en cuenta la infancia traumática de Calígula, esa orgía de sangre en la que se vio envuelto en su estancia en Capri, no es de extrañar que si esa tendencia psicópata le venía de serie, acabara siendo uno de los mayores sanguinarios de la historia. La verdad nunca la sabremos. Porque no hay que creerse todo lo que nos han transmitido los antiguos. A Suetonio no hay que darle demasiada credibilidad ya que le separaron setenta años de distancia del emperador. Imaginaos que ahora una persona escribiera sobre la Segunda Guerra Mundial, pero este tenía aún menos datos y menos fuentes a las que recurrir.

La muerte de Calígula me recuerda a un poco al final de Julio César. Calígula fue asesinado por un complot de la Guardia Pretoriana liderado por Casio Querea. Vamos, como se suele decir, muerto el perro se acabó la rabia.

"Calígula" de Albert Camus

Esta obra fue estrenada en 1945 y es una de las más conocidas obras del Premio Nobel Albert Camus. En su obra nos presenta al emperador Calígula, que al enterarse de la muerte de su amada hermana Drusilla (que se la tiraba, por si a alguien le quedaba duda) ha huido de la ciudad y no lo logran encontrar. Pero poco después reaparece y ha tenido una revelación, ha descubierto la absurdidad de la vida.

A mí la filosofía nunca me gustó mucho - ni se me dio bien- pero Camus postulaba que la vida es absurda (aunque no creo que haya que ser filósofo para darse cuenta). Tan absurda como el "castigo de Sísifo" (para los incultos, Sísifo es ese al que se le condenó eternamente a subir cuesta arriba por una ladera empujando una roca). Tan absurda que su gran cuestión es por qué no nos suicidamos (algo que me pregunto yo todos los días.

Lo que me gusta de esta obra es la vuelta de tuerca que le da al personaje de Calígula: de la idea de que es un maníaco despiadado a ser quizá, el que más cuerdo está de los que le rodean. Calígula desea lo imposible, lo infinito, lo inalcanzable y Camus representa ese deseo como la luna.

Si queréis una lectura corta pero filosófica, sin ser tediosa (ya he dicho, que no soy muy amiga de la filosofía) os recomiendo que le echéis un ojo. Si tenéis ocasión de verla representada mucho mejor.

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