martes, 31 de julio de 2018 |

Idiotizadas, de Moderna de Pueblo

"Yo no quería un final de peli de princesas. Quería que mi vida fuera como una buena serie. Emocionante, con giros inesperados y muchas temporadas sin decaer."


Sé que hace muchas semanas que no me paso por aquí y es que, la verdad, es que últimamente leo poco - y trabajo mucho, todo hay que decirlo-. Pero lo bueno se hace esperar. Llevaba detrás de la novela gráfica "Idiotizadas" desde que salió a la venta y se la pedí a mi madre como regalo de Navidad. Casualidad, agotada. Era imposible localizar un ejemplar.

Mi hype por leer este cómic iba in crescendo según iba leyendo reseñas positivas pero yo tengo un conflicto interno con las novelas gráficas. Admitámoslo, son caras. Ya sé que me vais a decir el enorme trabajo que hay detrás, que si son páginas a todo color, etc.. Que sí, lo sé. Pero son caras. Esta cuesta 14,90 euros y me la he leído en menos de dos horas. Proporcionalmente, ser lectora de libros es más rentable. ¿Merece la pena gastarse el dinero? En este caso, indudablemente sí. 

Por si os lo estábais preguntando, sí que se trata de una especie de "parodia" de las princesas Disney, aunque más bien se podría decir que la autora hace una especie de paralelismo entre Blancanieves, La sirenita y Cenicienta con la realidad. Pero Moderna de Pueblo (la autora) quiere mandar un mensaje claro y directo al mundo con su obra: que es hora de que las mujeres desaprendamos lo que nunca deberían de habernos enseñado. Sí, es otro libro feminista. ¿No os gusta? Pues invito a que "cliquéis" con el ratón en la "X", arriba a la derecha.

Las protagonistas - porque esta es una historia de personajes- no tienen desperdicio.

  • Moderna de Pueblo: la historia empieza con trazos de su infancia y nos muestra cómo es educada con estereotipos machistas: barbies, muñecos a los que alimentar, la inculcación de que el culmen de la felicidad es casarse. Pero cuando llega a la ciudad vive ese proceso de "desidiotización", ese despertar hacia el feminismo y la ruptura con las ideas machistas que nos han ido enseñando desde la cuna.
  • Zorricienta: todas tenemos una amiga así, lo que se conoce como "el putón verbenero". Mujer que mantiene relaciones sexuales cuando quiere, con quien quiere sin ningún tipo de compromiso, que no está atada a lo establecido, que aunque tenga treinta años sigue teniendo ganas de salir de juerga cada fin de semana. ¿El problema? Que si esto lo hiciera un hombre, no pasaría nada. Dirían "ese sí que sabe", "es un machote", pero como lo hace una mujer es una puta. También se encuentra con el "handicap" de que a esa edad sus amigas ya se "han formalizado" y optan por una vida más tranquila, por lo que ya no salen tanto. 
  • Gordinieves: encaja en ese prototipo de mujer a la que le dicen "ay, si te sacaras más partido..". Con más kilos de lo que sociedad permite, recuerda su infancia acomplejada y presionada por su propia madre para que adelgace (a lo Carlota Corredera). Moderna de Pueblo intenta hacer algo muy machista con ella, "cambiar al patito feo para que se convierta en un cisne". Pero, ¿y por qué tiene que cambiar si a ella le gusta ser así? ¿Por qué tiene que depilarse la entrepierna si no le apetece? ¿Por qué tiene que ir encorsetada y con tacones de aguja? Si quiere ir en zapatillas, ¿qué hay de malo?
  • La sirenita pescada: este es el personaje que menos me ha gustado, le faltaba algo. Ha mordido el anzuelo del amor y ha sido pescada por el príncipe azul y a través de ella vemos a todo lo que una mujer debe renunciar para formar una familia y cumplir "con lo socialmente establecido". ¿Es criticable? Para nada, siempre y cuando sea por elección propia y no una imposición social o de la pareja.
En definitiva, una patada en el útero a todas las películas de princesas Disney. Si os ha gustado la reseña, seguidme en el blog y por mis redes sociales. 

lunes, 30 de julio de 2018 |

Lágrimas negras de Brin, de Nicholas Avedon

El otro día soñé con el espacio. Es un sueño recurrente, será porque dentro de mí hay una astrónoma frustrada. Una de mis grandes pasiones es el espacio (aparte del cine y de la literatura, claro) y siempre digo que lo primero que haría si me sacara el carné de conducir sería comprarme un telescopio. Y os estaréis preguntando dónde está la relación entre ambos conceptos. Pues están estrechamente ligados, no tengo quien me lleve en coche a mirar las estrellas, porque claro, si os creéis que voy a ir yo a pata al monte de noche.. vais apañados.

El libro que voy a reseñar hoy es de Nicholas Avedon, llamado "Lágrimas negras de Brin", a quien no quiero desaprovechar la oportunidad de agradecerle el haberme enviado un ejemplar de su obra. No soy muy asidua  a la ciencia ficción, y debo confesaros algo muy vergonzoso: hace un par de años empecé a leer "Un mundo feliz" y nunca lo acabé. No porque no me gustara, sino porque no ha llegado el momento adecuado. A pesar de que no lo llegué a terminar, se nota que es la novela de cabecera del autor.


Lo primero que tenéis que saber de esta novela es que se trata de una segunda parte de otra,(llamada "11,4 sueños luz") pero se pueden leer como volúmenes independientes aunque estén directamente relacionadas. No he leído esta primera parte pero es muy posible que lo haga para terminar de comprender los recovecos que me ha dejado.

No sé cómo contar un poco el argumento sin desvelar muchos detalles porque quiero que disfrutéis de su lectura como yo lo he hecho. La historia arranca con el pequeño Grim (quien creo que es el personaje más interesante) que es llevado de un orfanato a un inhóspito lugar por un anciano. Es constantemente torturado y sometido a los experimentos de tal sujeto.

Lo que más me gusta de la novela es el contraste de géneros, tan magistralmente integrados entre sí. ¿Fantasía? ¿Ciencia ficción? ¿Cyberpunk? Por un lado, nos encontramos con un mundo muy "Tolkiendil" (como diría una amiga mía) y por otro, ciencia ficción en estado puro. De golpe y porrazo, nos encontramos en el siglo XXIII, de la mano del personaje de Andelain.

Me gusta mucho el estilo sencillo y claro del autor. La narración se va cociendo a fuego lento hasta que de repente el lector se ve atrapado y sumergido de lleno en este mucho tan increíble que ha salido de la mente del autor.

Espero volver pronto a la carga con el blog porque lo tengo un poco abandonado últimamente. De momento, si os ha gustado, os agradecería que me siguierais en el blog y por mis redes sociales.



miércoles, 11 de julio de 2018 |

Desesperaciones (Desventuras de trabajar en caja, parte III)


- Buenas noches, ¿a qué hora cerráis?
- A las 12:30
- ¿Y qué hora es?
- Las 11.
- Bueno, pues ya vengo mañana.
- Pues mañana va a estar aquí su puta madre, porque libro...


- ¿Me empaquetas el helado de cono  para llevar?
- En papel de regalo, si quieres, no te jode.


- ¿Me pones un cono en un vaso dado la vuelta?
- A ti sí que te voy a dar la vuelta de la hostia que te voy a dar.


- ¿El pollo lo empanáis aquí?
- Sí, vengo yo todas las mañanas a empanarlo.


- ¿Venís a coger el pedido en la mesa?
- Señora, esto no es un bar.
- Bueno, pues ponme un café con leche templada.
- La máquina está programada y no se puede cambiar la temperatura.
- Joder, ¿en serio?
- Señora, ¡que hay un bar en frente, no me joda!


- Dame la hamburguesa de carne más normal que tengas.
- ¿Cuál?
- No sé.
- Yo tampoco.
- Pues si no lo sabes tú...
- ¡Yo que sé que es normal para ti!
- Menudo servicio dais aquí.
- Pues vete al bar de en frente a comerte un bocadillo.


Un mediodía de repente con una avalancha de gente en apenas unos minutos, cuatro personas  en turno. Un iluminado se me acerca y me dice:
- ¿Por qué no abrís otra caja?
- ¿Y te vas a poner tú?


- ¿Cuánto valen unas patatas pequeñas?
- Un euro.
- ¿No hay ninguna oferta?
- Te las regalo si quieres.


- ¿Me das un helado de los de un euro que anuncian en la tele?
- Tienes que descargarte la aplicación y registrarte.
- Pues el otro día me lo dieron. ¿Por qué?
- Porque la persona que estaba aquí no hizo bien su trabajo.
- Tú lo haces perfectamente.


Un grupito de chavales:
- ¿Nos pones cinco helados de oreo?
- Sí, claro.
- Con este cupón.
- Me lo tenías que haber enseñado antes.
De repente, le empiezan a llover collejas.


- Me pones salsa barbacoa con las patatas.
- Te lo tengo que cobrar aparte,  no te las puedo cambiar.
- Siempre me las cambiáis.
- Ya, pero no se puede.
- ¿Por qué ahora no y antes sí?
- Porque nos han dicho que no se puede.
-  ¿Y qué hago con una salsa que no me gusta?
- Pues...tú sabrás.
- Entonces, ¿no me vas a cambiar las salsas no?
- No.
- Pues ya no quiero nada. Adiós.
- Pff..igual ni duermo esta noche. Menos trabajo tenemos.
viernes, 6 de julio de 2018 |

La ópera de los opuestos, de Adrián Fernández Bejarano

"Hoy he vuelto al pueblo después de tantos circunloquios de asfalto adheridos en la mirada, las suelas y los pulmones. Después de aburguesar mis piernas con el petróleo, mi tiempo con la ruina y mi alma con externas imposiciones. Después de vagar y divagar por callejones sin salida, en busca del trabajo prometido y la vida acomodada y perniciosamente solitaria, que heredaríamos de manos de aquellos que se solapan tras los "señores" de las promesas incumplidas. Hoy he vuelto tras una larga ausencia de mí mismo, donde la aceptación de la desidia y el tedio como algo natural e intrínseco a la condición humana, atenazaban mis esperanzas e ilusiones de progresar y prosperar dentro de una excluyente sociedad"


Lo primero, pedir disculpas por este par de semanas que he estado ausente en el blog, pero necesitaba tiempo y la verdad es que no he leído mucho últimamente. Agradecer aquí a mis amigos el apoyo que me están dando, que son de lo más preciado que tengo. 

En segundo lugar, agradecer a Adrián Fernández Bejarano (cuya web dejo aquí, por si hay alguien interesado en adquirir el libro) por mandarme un ejemplar de su obra "La ópera de los opuestos", publicada por la editorial Círculo Rojo, el cual he disfrutado mucho. 

Con un aire bucólico, el autor nos remonta al verano de tres adolescentes (llamados  a sí mismos El Sorollo, El Halcón y El Leopardo, no creo que sus nombres sean pura casualidad) en el pueblo. Ese pueblo al que todos iban cuando eran niños, con río donde bañarse, con huertos donde robar tomates, con árboles donde construir cabañas, con lugares idílicos donde zambullirse en un buen libro. Ahí es donde iban los demás niños, yo como no tenía pueblo me quedaba en mi barrio tan muerta de asco como Manolito Gafotas en Carabanchel Alto.  

Desde las primeras palabras, como ya he dicho, la novela bebe del bucolismo, la idealización de la vida en el campo y de la naturaleza, un movimiento artístico que ya observamos desde la época de los romanos, por ejemplo, en Virgilio. Para el que no lo sepa, cogí mucha manía a Virgilio mediante la traducción de su "Eneida" y debo confesar que nunca llegué a terminarla. Sin embargo, las églogas sí las leí y las disfruté. Si es que en el fondo soy un poco rústica..

Los tres protagonistas se hallan en una edad muy complicada, en la que empiezan a plantearse cuestiones existenciales. Y es que en mi opinión, en la sociedad subestimamos a los adolescentes cuando son pequeños grandes filósofos, en plena ebullición hormonal, en pleno descubrimiento del mundo, el adolescente divaga y reflexiona. Además, es una historia de búsqueda de la personalidad, de autodescubrimiento, de querer crecer demasiado deprisa  (y las consecuencias de esto). 

Pero, sin duda, el tema principal de la obra es la búsqueda de la madurez mediante la dicotomía entre el instinto y la razón, y el equilibrio entre ambos. Cada uno de los personajes, representa (o intenta buscar) cada uno de estos elementos. Como ya dije, sus nombres no son mera casualidad. Aunque debo confesar que me costó un poco descubrir a qué venía el nombre de El Sorollo, hasta que mi cabeza hizo "click" y se me encendió la bombilla. Imagino (que igual hasta me columpio) que hace referencia a Joaquín Sorolla y a su equilibrio entre la luz y la sombra. 

Quiero mencionar (porque son dignos de mención) los personajes de Apolo y Dioniso, dos adultos que sirven como guías a los protagonistas. Me recuerda un poco al "Mito de la Caverna" de Platón, en el sentido de que, lentamente, les van sacando de las sombras hacia la luz. Y claro, siendo yo filóloga clásica, las referencias a la mitología me encantan. Tampoco sus nombres son casualidad. No estudié a Nietzsche en Bachillerato, pero para algún trabajo sobre tragedia griega sí que tuve que echar mano de él 

Lo apolíneo y lo dionisíaco son dos elementos contrapuestos. Apolo, hijo de Leto y gemelo de Artemisa, dios del sol, de la belleza. Representa la RAZÓN, la armonía, la civilización. Mientras que Dioniso, hijo de Zeus, era el dios del vino, del exceso, en otras palabras, representa el INSTINTO. Según la teoría, todos llevamos un poco de Apolo y de Dioniso dentro, a veces nos domina más uno que otro y por eso es necesario encontrar un equilibrio entre ambos. 

Supongo que me he perdido muchos detalles por el camino de esta lectura, ya que la Filosofía no es ni lo que más me gusta ni lo que mejor se me da, pero he disfrutado mucho leyéndolo. Me ha encantado respirar reminiscencias a autores como Lorca o Machado. ¿Es cosa mía o se respira poesía en el libro? Entre la lírica y la novela, entre Herman Hesse y los posfreudianos, entre la razón y el instinto. Os lo recomiendo.

Si os ha gustado la entrada, no os olvidéis seguirme en el blog y en mis redes sociales.