La infancia es una etapa de la vida que se tiene difuminada, es un espacio de años borrosos que se clarean con lo que te han contado, lo que has visto en fotos y en vídeos. Haced la prueba e intentar imaginar vuestra etapa escolar, tan solo recordaréis pinceladas y algunas situaciones concretas. Al menos yo, tengo recuerdos como si fuesen recortes de viejos periódicos, que no puedo ordenar cronológicamente. Pero la historia que os voy a contar hoy la recuerdo como si fuera ayer.
Nos situamos al final de sexto de primaria, aun me quedaban un par de meses para cumplir los doce. Por entonces, me juntaba con una niña de mi clase, llamémosla "X" porque no sé qué fue de ella (bueno, sí sé, porque soy una stalker profesional, pero oficialmente no sé nada) y no tengo su permiso para mencionarla. Y no sé si a los demás les ocurría lo mismo, un día de repente te volvías amiga del alma de otra niña durante unos cuantos días y después ya no volvíais a hablaros. Eso nos pasó con "S", que la conocíamos de judo (sí, yo hacía judo, creo que lo conté en otra entrada). Las tres fuimos "el trío de la ouija"
Por aquella época yo era muy fan del terror, mis películas favoritas eran "El exorcista", "La matanza de Texas", "Scream" y mis libros de cabecera eran los de Stephen King. ¿Quién me iba a decir que años después pasaría de ser "La reina del Terror" a "La reina del Drama"? Que cambiaría el cine de terror por el cine independiente, por el cine de autor, por el dogma.. Si ahora no me falta imaginación, con once años era pura fantasía. Era la época de las leyendas urbanas, de los cuentos de terror, creo que todos pasamos por esa etapa de la infancia, que nos da morbo lo desconocido, lo del más allá.
¿No recordáis la leyenda urbana de "Verónica"? Si dices tres veces "Verónica" delante de un espejo aparece la susodicha y te mata con un cuchillo. Los niños de ahora son más snobs y cuentan la leyenda de "Bloody Mary" que es la versión americana. Pues creo que a partir de contar esas leyendas surgió la idea de hacer la ouija.
Como he dicho, era final de curso, los días previos a San Juan. Una noche mágica, que en la actualidad la paso como una noche más, pero en mi infancia salíamos a la calle a ver las hogueras. Las pandillas del barrio hacían cada uno su hoguera y su "merendola" particular. El modus operandi que teníamos "X" y yo era el de acoplarnos a algún grupo que ya lo tuviera todo montado y aportar un paquetito de patatas fritas a cambio del bizcocho, tortilla, sandwiches y el chocolate que aportaban los demás. Éramos ya espabiladas.
Pues nada, que me voy por las ramas, decidimos hacer la ouija en el portal de "S". Pusimos una regla no escrita, una de las tres no jugaría por si nos pasaba algo a alguna de las otras dos. Vamos, que si una fuerza maligna apareciera, pensaría "ah, vale, tú eres caballito blanco. Venga, vete a la policía y cuéntales lo que está pasando, a ver si te creen". Hicimos un tablero muy cutre con una hoja de papel, con el abecedario y con lo típico: "sí", "no" y no me acuerdo qué más. Lo raro es que no apareciera algún espíritu a darnos un guantazo por cutres, porque ¿qué nos costaba coger una tabla de madera, que estábamos en días previos a la sanjuanada? No creo que fuera algo que nos hubiera costado mucho esfuerzo conseguir.
Imaginaos la situación, las tres en el portal, "S" y yo con el cutre-tablero y "X" de "caballito blanco". Invocamos al espíritu y la moneda, que seguramente sería de cinco duros porque ya he dicho que éramos muy cutres, y empezó a moverse. ¡Oh, magia! Hicimos la típica pregunta de: "¿hay alguien ahí?" Y nos respondió que sí. No me acuerdo qué le preguntamos con claridad, no me acuerdo qué inquietudes se tienen a esa edad. Yo le pregunté si algún día sería escritora (porque mi gran sueño siempre fue ser escritora) y me dijo que sí, que un día publicaría un libro que se llamaría "La triste Verónica". Y unimos conceptos, como la Verónica de la leyenda urbana. Pero la pregunta estrella es (fijaos nuestros problemas en aquella época) es a hasta qué hora nos dejarían salir nuestros padres en la sanjuanada. El espíritu nos dijo que a las doce.
Y en medio del asunto, se me ocurrió decir "Si estás ahí, haznos una señal". De repente, escuchamos cómo cayó algo de una ventana. El "caballito blanco" corrió y galopó a ver qué había sucedido. ¡Alguien en el momento preciso había dejado caer un yo-yó de una ventana! ¿Casualidad? Misterios de lo oculto. Habría que llamar a Iker Jiménez. Y entonces, empezó el terror. El espíritu no nos dejaba abandonar la sesión de ouija, "S" y yo estábamos en peligro, "X" estaba muy segura. Ella tiraba la piedra pero escondía la mano. Al final a la fuerza esa que nos hablaba del más allá le dimos pena y nos dejó irnos.
Para concluir, debo decir que sí, el espíritu acertó. No nos dejaron quedarnos más de las doce la noche. El trío de ouija se disolvió y nunca volvimos a juntarnos con "S". Aquí paz y después gloria.
Si habéis vivido alguna experiencia paranormal, contádmela en los comentarios y si os ha gustado la entrada, seguidme en el blog y en mis redes sociales.
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2 comentarios:
¡Hola!
La verdad que nunca me pasó nada paranormal pero tampoco quiero que me pase nunca, vaya miedito...
¡Besos!💛
~El mundo de Selesnya~
Yo no se si será paranormal, pero juro por lo más sagrado que me ocurrió lo que voy a contar. Mi padre murió de un infarto en 2019, en su cama, mientras dormía,y mi madre y yo poco pudimos hacer por ayudarle. Mi madre estaba durmiendo y yo también en mi habitación. Casi un año después, mientras dormía plácidamente, mi padre se apereció en mi sueño y me dijo: "Estoy bien, cuídate y cuida de tu madre. Adios." y desapareció como lo hace el hombre de arena de MARVEL COMICS. Nunca he despertado tan bien como aquel día, con una tremenda sensación de tranquilidad y de paz.
No le encuientro explicación racional, la verdad, quizá solo fuese fruto de mi imaginación onírica, pero juro que es totalmente cierto.
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