lunes, 22 de enero de 2018 |

Confesiones de una filóloga clásica (parte II)

Supongamos que has bajado al llameante infierno de la mano de Ulises, aunque creo que este infierno se parece más al que creo Pasolini en Saló y los 120 días de Sodoma. En esta entrada voy a analizar los problemas que me surgieron en el primer ciclo de Clásicas, que ya comencé a explicar en mi entrada anterior.
Si has entrado con una base bastante sólida de griego en la carrera estás de enhorabuena, tienes la mitad del camino hecho. La mayoría de los mortales no va a tener esa suerte. Después del "año fantasma" (ese primer año en el que te tenían que haber enseñado griego pero no te enseñaron) toca aprender a marchas forzadas. Oirás muchas veces esa frase de " eso ya lo tendrías que saber". ¿Por ciencia infusa, no? Pero no desesperes, segundo curso es algo asumible. Tucídides podrá contigo una primera vez pero no una segunda.
¿Qué es aprender griego sobre la marcha? Dícese de cuando tienes que tener X nivel y no lo tienes ni por el forro y tampoco hay tiempo físico para construirte una base. Mi método -y sé que no es bueno, pero es el que casi todos usamos- era usar el bilingüe. Antes de analizar, leía la traducción y en base a eso hacía el análisis sintáctico.  No sin antes analizar morfológicamente, lo destripaba todo, creo que mi gran dominio de los verbos en griego viene de eso. Por último, traducía. Aprendí griego a hostia limpia, a base de equivocarme una y otra vez.
¿Y el latín? Desgraciadamente lo tuve que dejar de lado para centrarme en griego. Y creo que es algo muy común en mi facultad. Griego nos absorbe. En mi caso desaprendí latín y me ocurría algo que no sé si tenía algún sentido: traducía latín como si fuese griego.
Otro punto importante a tener en cuenta es el tipo de examen. A mí al menos me hacía sentir muy insegura porque yo no tenía la certeza de que si me esforzaba y ponía todo mi empeño, aprobaría. El examen es práctico, de hecho es muy parecido a lo que podría ser un examen de ciencias. En mi opinión, importa más tener un día lúcido que haber estado el mes anterior en la biblioteca. Y el que diga que no, miente. ¡Que se te cruce la primera frase de la traducción, ya no te descruzas en todo el examen!
 
No olvidéis seguidme en el blog, más adelante vendrá la tercera parte de esta sección.
 
 

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