Hay dos tipos de miedo: el racional, el que tiene un sentido. Por ejemplo, perder a tus seres queridos es un miedo lógico. Después está el miedo irracional, totalmente absurdo, ese que nos hace temblar como imbéciles, gritar, llorar como niños. De ese miedo voy a hablar hoy.
En mi más tierna infancia tuve los típicos miedos de una niña normal, por ejemplo, el hombre lobo, el hombre del saco. Hasta aquí todo estupendo. Igual los más jovencitos no recordéis un programa muy popular llamado El juego de la oca que lo emitían los fines de semana por la noche. ¿Quién me mandaría a mí quedarme a ver la tele a esas horas? Y así fue como Flequi apareció en mi vida, o más bien en mis pesadillas. No me pidáis que suba foto de él porque tiemblo solo de buscar una foto de ese sujeto.
En mi más tierna infancia tuve los típicos miedos de una niña normal, por ejemplo, el hombre lobo, el hombre del saco. Hasta aquí todo estupendo. Igual los más jovencitos no recordéis un programa muy popular llamado El juego de la oca que lo emitían los fines de semana por la noche. ¿Quién me mandaría a mí quedarme a ver la tele a esas horas? Y así fue como Flequi apareció en mi vida, o más bien en mis pesadillas. No me pidáis que suba foto de él porque tiemblo solo de buscar una foto de ese sujeto.
El programa consistía en que había cuatro concursantes (cada uno de un color) y lanzaban los dados (vamos, la oca de toda la vida) y cada casilla era una prueba. Pues estaba la prueba del Flequi, en la cual el concursante debía responder bien a tres preguntas. Si fallaba una de ellas, Flequi lo rapaba. La trampa mortal es que una de ellas era una inmensa chorrada e imposible de acertar, así que siempre perdían. Y pasaba lo inevitable.
Yo era muy pequeñita cuando vi aquello y me impactó muchísimo, hasta el punto de crearme un inmenso trauma. De llorar de miedo si ese tío aparecía en la tele, de colarse en mis sueños cada noche, haciéndome despertar temblando de terror. Desarrollé un miedo insano a las maquinillas de afeitar, a los calvos y sobre todo a que alguien me rapara la cabeza. Como no tenía bastante con mi trauma, una noche que me quería quedar en el salón con mi hermana viendo la TV y mi madre no me dejó, esta me dijo: "venga, que le den duros a tu hermana, que va a venir el Barbero y le va a afeitar la cabeza". Pero, a ver, ¿qué necesidad había? También tenía terror de ir a la peluquería porque se pensaba ¿Y si justo van a rapar a alguien? O peor ¿y si me rapan a mí?
Después vino La teniente O´neil, que nunca he llegado a ver, que cada cierto tiempo la emitían en la Tv y en el tráiler salía esa maldita escena de Demi Moore rapándose. Cada vez que sabía que se iba a emitir dejaba de ver ese canal, de forma radical. Y la noche de la emisión me iba a la cama a las 9 de la noche, alejada de la televisión.
A día de hoy, he superado ver cómo rapan a un hombre. Mi madre le pasa la maquinilla a mi padre y bueno, me mantengo alejada "por si acaso", pero eso está superado. No tengo problema. Pero incapaz de ver cómo rapan a una mujer. A no ser que me pille un poco de sopetón...pero ponerme a ver una película que salga una escena de esas características, ni se me ocurre.
En mi infancia desarrollé otra fobia, socialmente más aceptada, en un alegre día de zoo. No sé si habéis estado en el zoo de Santillana. Hay un recinto donde está instalado el Reptilarium y yo me recuerdo, toda feliz, yendo a ver las tortugas. Me equivoqué de sitio y me asomé a un terrario donde una serpiente tenía su cabeza pegada al cristal, y me miraba con esos ojos y la lengua fuera. Era un bicho enorme y me puse a gritar como una puta loca. Como una puta loca y huyendo de allí. Tampoco es un miedo que afecte demasiado a mi vida, porque no vivo en zona de campo y las probabilidades de cruzarme con una son mínimas, además en los parques zoológicos siempre están en una zona aparte. Y verlas en fotos o vídeos me da bastante igual. Yo adoro a todos los animales y no les deseo ningún mal, ellas por su lado y yo por el mío.
El tercer miedo que desarrollé fue en la adolescencia. De esto que acaba el curso y yo, tan afortunada, el primer día de vacaciones cogí varicela. Tenía unos 13 ó 14 años, y bueno, el dato de la varicela es importante porque creo que no estaba en mi mejor momento anímicamente. Una mañana de verano estaba en casa sola con mi padre. Era la época en la que empezaron a venderse los primeros reproductores de DVD y las pelis eran bastante caras. Vamos, que veías las que salían con el periódico. No voy a revelar el nombre de la película porque os iba hacer un pedazo de spoiler, pero la película acababa con una mujer sentenciada a la horca. Obviamente, la ahorcaron. Yo quedé en estado de shock, no podía reaccionar. Me dio tanta impresión ver a esa mujer esperando ser ahorcada y en el momento más inesperado abrir la trampilla...Vaya mierda de verano pasé. Creo que cada noche soñé con esa película, y tenía miedo de dormir porque sabía que soñaría con ella. Y el caso es que a mí me parece una película muy buena. No puedo hablar mucho de ella, porque no quiero decir cuál es. Si alguien tiene curiosidad, pues ya sabe cómo ponerse en contacto conmigo.
Si te ha gustado la entrada, suscríbete al blog y sígueme por mis redes sociales para estar atento de las novedades:
Facebook: Lo peor está por venir
Twitter: @CrissyG2
El tercer miedo que desarrollé fue en la adolescencia. De esto que acaba el curso y yo, tan afortunada, el primer día de vacaciones cogí varicela. Tenía unos 13 ó 14 años, y bueno, el dato de la varicela es importante porque creo que no estaba en mi mejor momento anímicamente. Una mañana de verano estaba en casa sola con mi padre. Era la época en la que empezaron a venderse los primeros reproductores de DVD y las pelis eran bastante caras. Vamos, que veías las que salían con el periódico. No voy a revelar el nombre de la película porque os iba hacer un pedazo de spoiler, pero la película acababa con una mujer sentenciada a la horca. Obviamente, la ahorcaron. Yo quedé en estado de shock, no podía reaccionar. Me dio tanta impresión ver a esa mujer esperando ser ahorcada y en el momento más inesperado abrir la trampilla...Vaya mierda de verano pasé. Creo que cada noche soñé con esa película, y tenía miedo de dormir porque sabía que soñaría con ella. Y el caso es que a mí me parece una película muy buena. No puedo hablar mucho de ella, porque no quiero decir cuál es. Si alguien tiene curiosidad, pues ya sabe cómo ponerse en contacto conmigo.
Si te ha gustado la entrada, suscríbete al blog y sígueme por mis redes sociales para estar atento de las novedades:
Facebook: Lo peor está por venir
Twitter: @CrissyG2
0 comentarios:
Publicar un comentario