Había oído hablar mucho sobre esta novela pero algo me tiraba para atrás, el título y la portada me parecían cursis a más no poder. Menos mal que, a veces, dejo mis prejuicios aparcados y me lanzo sin red. Contiene todos los ingredientes que me gustan en una novela: buenos personajes y realistas, además de un poquillo de drama sin llegar al melodrama barato.

La novela arranca con fuerza, sabemos el trágico desenlace desde el primer momento y ya se nos escapan las lágrimas. Y cuando la historia retorne al mismo punto, se vuelve a llorar como la primera vez. Los puntos más fuertes de la novela son el desarrollo de Marina y Anna y su relación como hermanas. Con una prosa sencilla pero directa, es una de esas novelas en las que importan más las emociones y los sentimientos que las acciones.
La otra gran protagonista es Mallorca, que nunca he visitado pero te dan ganas de viajar a ese pueblecito del Mediterráneo. A través de su autora conocemos a los habitantes, sus costumbres y la comida tiene un peso muy importante, aunque más concretamente el pan de esa panadería que han heredado, el pan que da título a la novela. Es una receta elaborada por la propia Cristina Campos que dejo aquí por si alguien se anima.
Se avecina una película de la novela aunque de momento no se sabe demasiado. Esperemos que la autora pueda meter mano en el guion y pronto podamos ir a verla al cine.
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