sábado, 24 de marzo de 2018 |

La noche que enterramos un cadáver en el monte

No es ninguna broma. Una noche mis padres y yo fuimos a Unbe a cavar un hoyo para enterrar un cadáver. Tuvimos esa sensación de "joder, como justo pase la policía en este momento".

Antes de tener a mi gato, Charly, tuvimos tres conejos (por separado) que no corrieron mucha suerte. El primero, Rasty, vivió tres años, de los cuales gran parte del tiempo estuvo enfermo con un problema respiratorio. La segunda, Lola, murió a las dos semanas por una diarrea. El último, ET (como el extraterrestre) murió a la semana por un catarro.

Quiero denunciar desde aquí la compra-venta de animales. Los conejos enanos son destetados y apartados de su madre demasiado pronto porque cuanto más pequeños son, más posibilidades tienen de ser vendidos. Esto hace que caigan enfermos y mueran. No compres animales, adóptalos. Es un ser vivo, no un objeto.

Pero tener animales tiene un pequeño inconveniente, ¿qué haces con ellos cuando se mueren? ¿los tiras al contenedor? ¿les metes en el Ocaso? Pues no, vas al monte de noche con una pala para cavar un hoyo. Y ahí nos veis, a los tres, cavando un hoyo entre unos árboles pero con buena vista a la carretera por si pasaba la policía y acabábamos en el calabozo.








1 comentarios:

Dyn dijo...

La familia del enterrador XDD

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