sábado, 21 de marzo de 2020 |

Parásitos



Últimamente no consumo mucho cine. Creo que se pone más empeño en hacer series de calidad que en buen cine. Las series me gustan. no lo niego, pero no soy consumidora habitual porque me dan demasiada pereza. Lo confieso. Pero hace un par de semanas empecé a ver el cartel de esta película, Parásitos (2019) por redes sociales y la buena crítica me animó a verla.

La verdad es que no sé ni cómo empezar a analizar esta película, porque lo genial de ella es la inmensa cantidad de metáforas y símbolos que están escondidos durante el  metraje. Empezaré como siempre, supongo, dando unas pequeñas pinceladas del argumento.

La película nos presenta a la familia Kim, que vive en un semsisótano en una ciudad cualquiera de Corea del Sur. El director nos muestra su estilo de vida, precario, metidos en un subsuelo con vistas a los borrachos que usan la calle como urinario. La suerte de estas personas parece que va a cambiar cuando el hijo, Ki-woo, sustituye a un amigo en su empleo de profesor particular a la hija de una familia muy adinerada, los Park. Falsificando un título universitario, logra este trabajo y mediante engaños, la familia desarrolla un plan para que todos logren obtener un empleo en esta casa. ¿Y en qué género la podríamos clasificar? Aquí hay de todo, desde comedia de enredo hasta la comedia negra, pasando por el drama social y el thriller. Y aún así, no deja de ser una película agradable, fácil de ver y accesible para todos los espectadores, desde aquellos que solo ven "cine palomitero" hasta los que piden algo más a una película.

Si vemos la cinta de un modo superficial, el tema principal nos parecerá el de las desigualdades sociales, y el director, Bong Joon-Ho. Y sí que está muy presente, nos lo sabe trasmitir bien a través del lenguaje cinematográfico. Desde la guerra entre contra Corea del Norte, Corea del Sur se ha vendido al mundo como un ejemplo de capitalismo y libre mercado. Si pensamos en Seúl, o encualquier ciudad coreana, nos viene a la mente una ciudad moderna y llena de colorido, contrastando enormemente con la idea que tenemos de Corea del Norte (colores grises). Pero no es oro todo lo que reluce porque en este país que tan bien nos sabe vender "Madrileños por el mundo", también existen familias como los Kim, que viven casi bajo tierra, en un sótano de mala muerte. Además, el director quiere reivindicar la pérdida de identidad de los coreanos y nos lo quiere mostrar observando el modus vivendi de los Park, que se asemeja  al "sueño americano" (éxito, capitalismo y consumo".

Pero, para mí, el gran tema central de la película es el de las apariencias. Cada personaje de la familia Kim tiene su papel bien aprendido y preparado. Sí, son impostores y estafadores, pero también son astutos y con ganas de prosperar en la vida. También son una panda de parásitos porque exprimen a los ricos, pero a pesar de todo, hacen bien su trabajo. En cambio, los Park, no ven mucho más allá de sus narices y son personas claramente dependientes, a pesar de tenerlo todo en la vida. Ellos también necesitan de los Kim para subsistir porque no saben dar un paso en la vida sin la ayuda de uno de sus "sirvientes".  Entonces, ¿quién es el parásito realmente?

Las escaleras están muy presentes durante todo el metraje. De hecho, es un símbolo claro de las clases sociales. Los Kim viven un semisótano (donde solo hay una ventana por donde entra un poco de luz), pero son plenamente conscientes de que pueden ir aún más abajo (los que hayáis visto la película, lo entenderéis). Para llegar a casa de los Park hay que subir grandes cuestas (ellos están en el eslabón más alto). Los personajes suben y bajan escaleras constantemente, conectando niveles. Los ricos ni siquiera se dignan a mirar hacia abajo. Concretamente, hay una escena en la que el matrimonio rico está durmiendo en el sofá y los Kim están justo al lado debajo de una mesa. No se enteran, no se dignan a mirar a quienes están socialmente un escalón más abajo.

También la lluvia es una metáfora. Nunca llueve igual para todos, ni en la película ni en la vida real. En la película se produce un gran diluvio y para la familia Kim es devastador porque su casa es inundada. Mientras tanto para los Park tan solo supone anular un día de picnic y además, la gran bendición de que después de la tormenta, salió un día espléndido para celebrar una fiesta.  Además el olor, el olor a pobre también tiene una gran relevancia puesto que es el detonante del conflicto final (un final apoteósico que no voy a revelar).

Para finalizar, la película nos manda un mensaje claro y directo de que por medio de la meritocracia no se puede subir las escaleras, sin embargo, bajarlas es muy fácil. El final es desolador y aunque no sea explícito, creo que no deja rayo de esperanza posible.

Espero que os haya gustado la reseña y me sigáis en el blog y en mis redes sociales.


2 comentarios:

Mar Pisa dijo...

Mis amigos me recomendaron esta peli cuando les pregunté qué ver de este género, aún no la he visto, pero por tu opinión le tengo más ganas aún.
Me pasa como a ti, últimamente prefiero más las series que las películas, es como si ahora se tomasen más en serio las series.

Nos vamos leyendo
¿Mi tesoro? Libros

Paseando entre páginas dijo...

Me la recomendaron muchísimo y la vi, esperando que no fuera para tanto y me encantó. Me gusta tanto los planos, los símbolos las actuaciones, como la mezcla de géneros. Me parece una película muy atrevida, que juega muy bien con sus elementos. Fantástico tu análisis.

Un saludo,
Laura.

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