viernes, 22 de febrero de 2019 |

Menstruación, sexo y mujeres (La bella durmiente)



He recibido algunas quejas sobre el rumbo que está tomando el blog. Tengo que decir que vuestras quejas me la pelan, me da igual si las entradas os parecen muy largas o si echáis de menos las reseñas (¿Hola? La anterior entrada fue una reseña corta sobre un libro). Es mi blog y esto es un hobby. Ojalá me pagaran por escribir pero no es así. Por lo tanto, escribo el contenido que me da la gana y si no te gusta, te invito a irte por donde has venido. Seguro que encuentras otros blogs que sean de tu agrado.

Aclaradas estas cosas (¡Qué César me ha quedado!), decir que mi intención inicial era escribir acerca del simbolismo de la menstruación en los cuentos de hadas pero me sucedía lo siguiente: no encontraba demasiada información y me di cuenta de que no se podía hablar de la menstruación en los cuentos de hadas sin hablar de sexo y del rol de la mujer. Como ya expliqué en mi entrada sobre Caperucita, el cuento es una versión simplista de la realidad, podemos reducir los personajes a dualidades (buenos/malos, guapos/feos). Generalmente, se hace mucho hincapié en la belleza de la heroína del cuento y se asocia la juventud con la belleza y la vejez con la fealdad. ¿Os suena todo esto, verdad?

 En primer lugar, decir que las mujeres somos cíclicas y aunque no hay estudios que demuestren que el ciclo menstrual esté intrínsecamente relacionado con las fases de la luna. Algunas autoras relacionan estas distintas fases con arquetipos femeninos que simbolizan cada etapa de la vida. Yo no soy muy versada en biología pero el ciclo menstrual está dividido en cuatro etapas:

1. Fase preovulatoria: luna creciente (días 7-11)

Representa la virgen o la doncella. Se supone que en esos días nos sentimos renovadas, con más energía porque nos encontramos en la fase dinámica del ciclo. También se asocia a la primavera. En esta fase conectas con tu parte valiente, espontánea. El cuerpo está lleno de energía y nos sentimos renovadas. Duermes menos y estás más activa. Tienes la fuerza necesaria para llevar a cabo nuevos proyectos y te sientes más extrovertida.

2. Fase ovulatoria: luna llena (días 15-21)

Representa a la madre y al verano porque se supone que estamos en una fase expresiva, en la que estamos más receptivas para cuidarnos y cuidar a los demás. Nuestra fertilidad está auge y es el momento ideal para concebir. Estamos más generosas y amigables y apoyamos más a los demás.

3. Fase premenstrual: luna menguante (días 21-28)

Representa a la hechicera y al otoño. En este momento del ciclo nos encontramos en una fase creativa. Tenemos que bajar el ritmo y descansar, estamos más sensibles, nos sentimos menos sociales pero más eróticas. Es el momento idóneo para coquetear, seducir y provocar.

4. Fase menstrual: luna nueva (días 1-7)

Representa a la anciana y al invierno. El cuerpo tiene menos energía porque el estrógeno y la progesterona están  bajas. Es el final del ciclo y a la vez, el principio de uno nuevo. Tenemos que descansar más durante estos días aunque el ritmo acelerado de la sociedad moderna no lo permite.

Después de este rollo místico, quedémonos con algunos conceptos: el arquetipo femenino y tres arquetipos de estos (la doncella, la madre y la anciana). Pero, ¿qué es un arquetipo? Según la RAE, es una "representación que se considera modelo de cualquier manifestación de la realidad". Estos arquetipos nos presentan a la mujer de forma desfragmentada, es decir, no  nos permiten evolucionar de una etapa de la vida a otra.  Y estos arquetipos que asumimos como verdades absolutas, nos representan en los cuentos de hadas.

La bella durmiente

Hay que aclarar que en la época de los hermanos Grimm no se castigaban las relaciones sexuales, sino lo que se castigaba era una iniciación demasiado temprana. Este cuento, tan conocido por la versión que nos transmitió Disney, nos habla del período de transición de la niñez a la madurez sexual.

La historia original arranca cuando la reina se queda embarazada de una rana (simbolización del acto sexual). Fruto de esa relación sexual nace una niña llamada Thalía y como sus padres, los reyes, solo poseen doce platos de oro, solo invitan a doce de las trece hadas en su primer cumpleaños. Cada una de ellas le regala una cualidad que son necesarias para una mujer, o se consideran necesarias (belleza, una voz celestial, etc.). Pero la décimo tercera hada irrumpe en el palacio durante la entrega de los dones y le hecha una maldición. Cuando la joven cumpliera quince años, se pincharía con el huso de una rueca y moriría. Pero el último hada no había hecho su regalo y mitigó el hechizo, no moriría sino que dormiría durante cien años. En la versión de Perrault se dice que un príncipe la despertará mientras que el hada que aparece en la versión de los Grimm no dice nada del príncipe.

Las trece hadas hacen alusión a los treces meses lunares y al ciclo menstrual. En otras palabras, podemos deducir que la maldición no es otra cosa que la menstruación, que en aquella época solía llegar sobre los quince o dieciséis años. La sangre simboliza el inicio de la pubertad y hay que decir que las relaciones sexuales no estaban castigadas pero sí una iniciación demasiado temprana. El período de esos cien años de sueño representan ese margen de tiempo entre la llegada a la pubertad hasta que se está preparado para mantener relaciones.

Como sabemos, el rey aleja a la niña de su familia y de su entorno para evitar la maldición, o en este caso, la madurez sexual. El que esto se llegue a cumplir da una lección a los padres: no vas a poder evitar que tus hijos crezcan y follen, por muchos esfuerzos que hagas. Con esto, el cuento nos quiere enseñar que no se puede proteger a los hijos toda la vida.

 ¿Recordáis el rollo sobre el ciclo menstrual y los arquetipos femeninos que he escrito al principio de la entrada? Estos arquetipos también son extrapolables a los cuentos de hadas ( y a cualquier literatura). No se nos permite hacer una transición de una etapa de la vida a otra, o se  nos presentan como jóvenes doncellas, como madres o como ancianas. Pero una no se convierte en "anciana" de un día para otro, ni de una joven doncella a una mujer madura y madre. En "La bella durmiente" esta transición es un espacio en blanco. ¿Creéis que con los personajes masculinos ocurre lo mismo? Dejádmelo en los comentarios. Sin embargo, los investigadores postulan que puede interpretarse como el miedo de pasar de una etapa a otra.

Cuando Thalía cumple quince años, llega al palacio paterno y hace una exploración en él. En esta exploración tiene una clara connotación sexual. Para llegar a la anciana que está hilando tiene que atravesar varios lugares, como "la escalera de caracol" que hace alusión a la experiencia sexual, "la cámara cerrada" simbolizan unos genitales femeninos y el abrir la puerta con la llave alude a una relación sexual. La chica finalmente se pincha con el huso de la rueca y cae dormida, al igual que todos los habitantes del reino. El castillo es rodeado con impenenetrable (nunca mejor dicho) muro de espinos. Igual ya os habéis imagino que este muro simboliza una vagina.

El beso del príncipe simboliza lo que se esperaba de toda mujer: encontrar al príncipe azul para casarse y tener hijos. Hay que reservar la virginidad para el hombre de nuestra vida y solo alcazaremos la plenitud y seremos realmente mujeres cuando criemos al ser que engendremos. Tócate las narices.

Si os ha gustado la entrada, sígueme en el blog y en mis redes sociales.




1 comentarios:

Arcoiris Soñador dijo...

Hola!!
Debo reconocer que es una de las entradas más interesantes que he leído en mucho tiempo. Conocía la historia de la Bella Durmiente, pero no esta versión ni esta interpretación que has mostrado.
Además, la división del ciclo menstrual me ha encantado, nunca me lo habían presentado de esta manera.
Sigue como hasta ahora, porque estás creando un contenido diferente que hace tu blog más especial.
Un beso!!

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