sábado, 15 de diciembre de 2018 |

Pippi Calzaslargas, de Astrid Lindgren

"No te preocupes por mí, que yo sé cuidarme solita"

Las niñas ya no quieren ser princesas (y menos mal) y si lo quieren ser, no quieren que un príncipe venga a rescatarlas, ya se bajan la luna solita.

 Yo de pequeña no quería ser princesa, quería ser pirata, ninja, arqueóloga .  Quería ser como Indiana Jones y correr mil aventuras. Luego crecí y me di cuenta de que era demasiado vaga como para ir a hacer expediciones por el Amazonas y decidí hacerme filóloga, que para eso no hace falta mover el culo de la silla.  También hubo una época en la que quería ser como Pippi Calzaslargas y quería llevar dos trenzas como ella. Mi madre, fiel a sus principios, se negaba a hacerme dos trenzas o dos coletas porque eso era de "niña tonta". A cambio, me hacía una cola de caballo bien alta y bien apretada, impidiendo que me llegara la sangre al cerebro, como las que llevan las chonis. Mi madre debe de pensar que es mucho  mejor ser choni que tonta. Ser tonta  no implica ser choni pero mi madre no sabe que ser choni implica ser tonta. Así que fui una niña choni tonta a disgusto.

Hace pocos meses en una expedición a una librería (sí, a ese tipo de expediciones sí voy porque me pillaba de camino al trabajo, sin desviarme mucho) me topé de casualidad con un volumen cantoso, amarillo canario y el lomo morado, con una imagen de una niña con el pelo rojo vivo. Era la reedición de Blackiebooks (no, no les hago publicidad) de Pippi Calzaslargas. El resto de la historia los que sois lectores de corazón ya lo sabéis, ves un libro, Cupido te lanza una flecha y te enamoras. De repente notas un impulso, contra tu voluntad. Tú no quieres que eso suceda, pero agarras el libro con fuerza, para que nadie te lo quite y vas con decisión a pagarlo. No llevas dinero en efectivo pero tiras de tarjeta. Ya pensarás después como haces frente a los gastos que tienes. ¿A alguien le suena? Eso, señores, es el famoso amor a primera vista. No es hacia un hombre, es hacia una nueva historia que vivir, en la que sumergirte.

El personaje de Pippi Calzaslargas vio la luz por primera vez en 1945, creado por Astrid Lingreen. La hija de la autora, estando enferma, le pidió a su madre que le contara una historia de una niña llamada Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta (traducido algo así como Pippilotta Delicatessen Persiana Hierbabuena, agárrense que vienen curvas) y así nació este personaje. Enseguida, la sociedad empezó a llevarse las manos a la cabeza y la novela fue prohibida en diversos países, entre ellos España. Consideraban a Pippi una niña impertinente, maleducada, deslenguada y poco pedagógica.

 Sabemos que las niñas tienen que obedecer sin rechistar y son más bonitas cuando están calladas. Igual por eso asustaba tanto esta niña pelirroja. ¿Una niña independiente? ¿Una niña que no necesita de un hombre? ¿Una niña que se salva sola? ¿Una niña con más que fuerza que el hombre más fuerte del mundo? ¿A dónde vamos a parar?

¿Pippi Calzaslargas es un mal ejemplo? ¿Tom Sawyer es un ejemplo de conducta acaso? ¿El problema es que Pippi no tiene un adulto que se haga cargo de ella? Podría mencionar varios niños huérfanos de la literatura que mediante el ingenio y la picaresca tienen que buscarse las habichuelas para sobrevivir. Pero claro, son niños y futuros hombres. No podemos hacer que las niñas piensen que pueden ser independientes, que eso es corromper a las féminas y desviarlas de su cometido en la vida: casarse y lavarle los calzoncillos a su marido.

Para el que no se acuerde de la serie (porque doy por hecho que habéis tenido infancia y la habéis visto) la trama gira entorno a Pippi y a sus dos vecinos, Tommy y Annika. Pippi es una niña huérfana de madre cuyo padre es pirata y por eso ha viajado por todo el mundo. Vive la vida que todo niño querría vivir: sin obligaciones ni responsabilidades. Sin horarios, sin tener que ir a la escuela. ¿Podría ser que la autora quisiera reflejar una anarquía en su obra? Quien sabe.

 La novela es recomendada a partir de nueve años, aunque ya sabemos que la edad es muy relativa. Está estructurada en capítulos cortitos con una historia nueva en cada uno de ellos. Una lectura divertida, entretenida y fácil, además de hacernos retroceder a nuestra infancia. Desde una perspectiva adulta te das cuenta de algunos aspectos que de niño no te diste cuenta.

Y vosotros, ¿habéis leído la novela? ¿veíais la serie? Déjamelo en los comentarios, y no olvidéis seguirme en mis redes sociales y en el blog.



2 comentarios:

Jani dijo...

Me encantaba la serie cuando era pequeña y le tengo muchas ganas a este libro!!!! Besos

Yesenia dijo...

Gracias por recordarme que debo leer este libro. En realidad conocí esta historia por una biografía de la autora en Cuentos de Buenas noches para niñas rebeldes, pero lo bonito que has dicho del libro me ha echo revivir esa niña rebelde que hay en mí.

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