martes, 13 de octubre de 2020 |

A ghost story

¿Quién no ha pensado nunca qué pasa después de la muerte? ¿Cómo se tomarían nuestra muerte nuestros seres queridos? Sí, la muerte es un tema que me obsesiona. Me llena de curiosidad y me aterra a partes iguales. 

He de decir que ya había visto muchas veces el cartel publicitario de esta película por Amazon Prime. Y sé que no hay que tener prejuicios pero me pareció que era la típica película de terror, con casas encantadas de por medio. O sea, mala con ganas. Pero una persona compartió unos "stories" en Instagram de esta película e hizo una breve reseña y me llamó muchísimo la atención. Aviso a navegantes: no es una película para todo el mundo, ni para cualquier momento. Es de esas películas que requieren nuestra concentración más absoluta y nuestros cinco (incluso el sexto) sentidos al máximo.  No es una película de terror, sino que es catalogada dentro del género "posthorror". Es un terror que da un paso más allá, más interno, más existencialista. 

Sí, sé que a priori ver a un tipo tapado con una sábana representando a un fantasma es terriblemente ridículo e infantil. De hecho, el mismo director, David Lowery, llevó a cabo este arriesgado proyecto en la sombra, por si al final resultaba ser un despropósito. Ya sabéis, aquí paz y después gloria. Escogió a actores de confianza, con los que ya había trabajado (Roony Mara y Casey Affleck) y todo el equipo de rodaje eran amigos.

Quizás os estéis preguntando de qué va esta historia, si no es de terror. La película nos presenta a una pareja. Él es músico y muere trágicamente en un accidente de coche y vuelve como un fantasma a la casa en la que vivía con su mujer. Y puede que para mucha gente sea una película en la que no pasa absolutamenta nada. No hay apenas diálogo y el film fue rodado en 4:3, con los bordes redondeados. Por un lado, querían crear una atmósfera nostálgica, de fotos antiguas y filmación casera. Por otro, querían crear un clima más asfixiante, en el que el fantasma se viera atrapado como en una caja de zapatos. 

El fantasma tuvo la opción de pasar al más allá, de entrar por el túnel de luz. Sin embargo, decide quedarse en la Tierra. Como he dicho anteriormente, vuelve a la casa en la que vivía su mujer. Él no puede ser escuchado ni visto, es un mero espectador de lo que ocurre dentro de la casa. Me parece muy interesante cómo el director relata el proceso de duelo de la mujer, visto desde el punto de vista de la persona que ha muerto. Percibimos la angustia del chico por esa imposibilidad de comunicarse. Además, el tiempo para él no tiene ningún significado: el tiempo pasa, arrasa con todo, con la vida y con lo que somos. No sabemos si su percepción del tiempo es la misma que la nuestra, pero asistimos en primera fila a ver cómo su mujer completa su duelo y sigue su camino, cómo otros inquilinos alquilan su hogar y a cómo su casa es derrumbada para dar lugar a un edificio. En un momento de la película, el tiempo se vuelve cíclico, es decir, todo vuelve a empezar y entra en una especie de bucle temporal. 

En cuanto a la estructura, es muy llamativa la ausencia de diálogos. Es una cinta muy visual y rudimentaria. Las imágenes y los silencios bastan para transmitir la historia. El fantasma, a pesar de ser un tipo con una sábana por encima, es realmente expresivo. Un simple movimiento de cabeza lo dice todo. Eso sí, está claro que esta peli queda muy lejos del espectador medio y del cine convencional. No digo que sea cine para "gente culta", sino que hay que tener claro qué se va a ver. Que os conozco y sé que alguien me escribirá para decirme que menuda "chusta" de película le he recomendado. 

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