jueves, 11 de enero de 2018 |

Wonder o ser diferente

Aprovechando las vacaciones de Navidad cumplí con una de las tradiciones de estas fechas, acudir a la sala del cine. Como íbamos con mi sobrina mi hermana propuso ir a ver Ferdinand, una película  de animación española sobre un toro. Ya sabemos que en España, país de charanga y pandereta, toros y flamenquito, señores. Que en España hay mucho arte. Para mí el arte español es el cine de Berlanga, la obra de Dalí, el teatro de Lorca, los poemas de Machado, el Quijote. Para mí la tortura animal no es arte. Luego me llaman a mí "enferma" porque me gusta el cine gore. El cine gore no es real, pero cuando arrojan a un animal al ruedo y le clavan banderillas el sufrimiento del animal es real.

Así que por todo esto me dio mucha flojera la película. Tenía desde hace unos años en libros pendientes el libro de La lección de August debido al boom de su momento de publicación. Y cada vez voy dejando más atrás la literatura juvenil pero este tenía algo que me atraía. Quizá porque lo definen como "el método antibullying", y se ha convertido en uno de esos libros que se deberían de leer en los colegios.


Por eso a mi hermana le hice la contraoferta de ir a ver Wonder, que tenía pinta de ser más familiar que infantil. La película nos cuenta la historia del pequeño Augie, un niño de diez años con una deformidad en la cara, que ha sido sometido a la friolera de 27 operaciones. Él se había educado en casa- que por cierto, ya hablé en otra entrada sobre el homeschooling- y la historia inicia cuando Augie debe enfrentarse a su primer año de colegio.

La película nos muestra una historia que ya  conocemos (porque todos hemos ido al colegio) y a pesar de eso genera interés. Nos ofrece varias perspectivas de la misma historia, vista desde distintos personajes y eso hace que la película sume. Provoca la emoción del espectador, tienes que ser un hirsuto para que no te conmueva.

Augie, a pesar de su aspecto, resulta adorable y por supuesto, todos sabemos si alguien tiene una discapacidad, pertenece a otra raza o a un colectivo desfavorecido esa persona se convierte automáticamente en maravillosa. No tiene defectos - me refiero a defectos morales- y es todo un ejemplo de moralidad y de superación. Recuerdo -y hago spoiler- que al final de la película le dan una medalla solo por ser "maravilloso".

El problema de la película es que no me la trago. El rollito Mr. Wonderful no me gusta y peca de eso, "al final todos somos amigos". Hasta el matón de turno se da cuenta de que ha sido un capullo. Señores, eso en la vida real no pasa. El matón va a ser un matón toda su vida

 Acabo de descubrir que el niño protagonista es el mismo crío de la película La habitación (2015), donde ya apuntaba maneras como actor. Aun así, creo que es una película agradable de ver a pesar de ese mensaje de unicornios y mariposas que transmite.

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